Dra. Esmeralda Rubio, especialista en digestología de Juaneda Hospitales

Una enfermedad conocida ya popularmente por la palabra SIBO (siglas inglesas de small intestine bacterial overgrowth, es decir, crecimiento excesivo de bacterias en el intestino delgado) está siendo trending topic en las redes sociales, de la mano de muchos influencers que la padecen o se han interesado por ella. Pero como las redes sociales no tienen el valor de una consulta médica, la Dra. Esmeralda Rubio, especialista en digestología de Juaneda Hospitales, explica en esta entrevista las claves de esta patología con la que hay que tener cuidado.

—¿Qué es el SIBO?
—Es un desequilibrio de la flora intestinal. Bacterias que deberían estar en el colon o intestino grueso se trasladan al intestino delgado, lo que produce una serie variada y múltiple de síntomas, como distensión abdominal, ruidos intestinales, hinchazón, flatulencias, diarrea o estreñimiento, mal aliento, mayor cansancio, entre los más comunes. Y ya no solo trastornos de la esfera digestiva. El SIBO se ha relacionado con el aumento de la hipertensión arterial, con la diabetes, con trastornos metabólicos, obesidad, cansancio, trastornos del sueño, de la glándula tiroides o de la vesícula biliar. Incluso se relaciona cada vez más con problemas neurológicos como el Parkinson. Y hay que tener en cuenta que la mayoría de estos síntomas son inespecíficos, es decir, no se corresponden solo a esta enfermedad. No puedes decir, por ejemplo, que tienes flatulencias, luego ya tienes SIBO. Estos síntomas pueden estar causados por una gran variedad de enfermedades, una de las cuales puede ser el SIBO.

—¿Y por qué está de moda?
—Porque cada vez se conocen mejor los mecanismos implicados en su desarrollo, así como su diagnóstico y somos más capaces de tratarlo. Antes era una enfermedad desconocida. Es una enfermedad que parece que originalmente afectaba a las mujeres, porque se relacionaba con problemas hormonales o efectos secundarios de los anticonceptivos, pero lo cierto es que cada vez son más los hombres que vemos en la consulta por esta causa. Son trastornos crónicos que sufren pacientes que normalmente cuentan que llevan toda la vida con problemas digestivos (se me hincha la tripa, voy demasiado o muy poco al baño o hago demasiada cantidad, hay alimentos que me sientan mal, hago las digestiones lentas…) coincidiendo todos en que ha ido empeorando a lo largo del tiempo.

—¿Qué se creía antes que era lo que ahora se conoce como SIBO?
—Es una entidad de reciente descripción. Antes, hace cinco o seis años, atribuíamos muchos de esos síntomas al intestino irritable, pero ahora sabemos que la flora intestinal debe ser considerada como un órgano en sí mismo. Al saber todo eso somos más capaces de diagnosticarlo y tratarlo.

—¿Se puede decir que cada vez hay más casos, y si es así, por qué?
—En la medida en la que cada vez somos más capaces de diagnosticarlo. Y además hay que tener en cuenta que se relaciona con la mala alimentación y con el estrés. Creo que la gente no se da cuenta de los malos hábitos que acumulamos en el día a día, incluido el consumo de medicamentos antiinflamatorios o antibióticos, y todo eso influye negativamente sobre la flora intestinal. Además venimos de una pandemia. Tanto el COVID como las vacunas han alterado mucho la flora intestinal. Todo ello puede ser la causa de que se estén viendo más trastornos de este tipo.

—¿Es frecuente que vengan pacientes que ya están seguros de que tienen SIBO, tal vez por causa de la viralización de esta enfermedad en las redes sociales?
—Así es. Vienen muchos, te dicen «tengo SIBO» y que te piden hacerse la prueba de laboratorio, un test, para confirmarlo. E incluso te dicen lo que han de comer o no, porque lo han leído por ahí. Es importante concienciar a la gente de que no es conveniente que se gasten el dinero comprando los test de SIBO que se venden por internet y que se pueden hacer en casa, porque no son tan sencillos, ya que hay que haber hecho una serie de preparativos, como estar en ayunas, no haberte cepillado los dientes, no haber consumido ciertos alimentos los días anteriores, etcétera. Si no se cumplen adecuadamente todos los requisitos se pueden dar falsos positivos o falsos negativos. Es por ello mejor hacerlo a través de un laboratorio de análisis clínicos, y con indicación de un médico. Ya he dicho que los síntomas de SIBO no son exclusivos de esta enfermedad, por lo cual es muy importante que los valore un médico y no simplemente una prueba hecha en casa. Hay que hacer un estudio de todos los síntomas y descartar otras causas.

—¿Se puede tratar el SIBO?
—El SIBO se puede tratar, pero se ha de hacer desde una perspectiva multifactorial. Solemos indicar antibióticos no absorbibles (que no son tan agresivos como los que se toman para una neumonía o para una infección de orina) que van orientados a acabar con ese exceso de crecimiento o proliferación de bacterias. La dieta es muy importante, porque hay ciertos alimentos —que en sí mismos pueden ser considerados como saludables pero son difíciles de digerir en determinados momentos del día— que parece que perpetúan el estado inflamatorio del intestino. Lo cierto es que cada vez usamos menos los antibióticos y derivamos a un nutricionista, que atenderá además a las características de cada persona. Es muy importante supervisar y personalizar esa dieta. Hacerlo por tu cuenta y solo en casa es bastante complicado. Hay que tener en cuenta que, por ejemplo, no todos los azúcares, incluso los de las frutas, tienen los mismos efectos sobre la digestión. Y si es difícil hacer una buena dieta contra el SIBO en casa sin asesoramiento del nutricionista, más difícil es cuando se va a un restaurante y no se sabe bien qué pedir para comer o beber: se desaconsejan el alcohol y las bebidas con gas, así como la leche en intolerantes a la lactosa. Con todo esto, el SIBO, que es una predisposición, se llega a mantener bajo control.