Uno de los principales motores de la innovación son los grandes desafíos que periódicamente debe afrontar la humanidad. La pandemia del Sars-Cov-2, la distancia social y el desabastecimiento de material sanitario han constituido, en conjunto, uno de esos retos.

La historia es por todos conocida y para que no se repita conviene hacer una revisión crítica. Aprender de los errores, incorporar los aciertos e invertir en creación de valor. Sin duda, será lo más beneficioso a corto, medio y largo plazo.
¿Qué falló?

La expansión de los contagios reveló falta de planificación en la compra de material sanitario. El miedo al desabastecimiento de mascarillas, geles hidroalcohólicos, respiradores o EPI disparó la demanda, provocando una rotura de stock mundial. Al desastre de la pandemia, se añadió un problema logístico en la cadena de suministro de fatales consecuencias en pérdida de vidas humanas y también en términos económicos.
Seguramente, la expansión de la pandemia fue difícil de evitar, sin embargo, estar bien preparados para próximas crisis sanitarias es una obligación. Actualmente, existe un amplio consenso favorable a que los productos de primera necesidad sean considerados estratégicos y se fabriquen dentro de nuestras fronteras. En este sentido, es una buena noticia que, en el marco de la Unión Europea, se proyecte el objetivo de garantizar la autosuficiencia en la producción de más de 130 productos sanitarios. Por ejemplo, en España, la reestructuración del tejido productivo supondrá capacidad para fabricar más de 300 millones de mascarillas cada mes.

¿Qué funcionó?
El covid ha puesto a prueba la vocación de servicio de los profesionales del sector de la salud y su respuesta ha sido ejemplar. Desde la primera línea en urgencias, en las UCI, en las plantas de hospitalización y en el transporte medicalizado de pacientes. También han destacado los laboratorios en la realización de pruebas de diagnóstico rápido y preciso del covid. En Balears, además han adecuado su capacidad diagnóstica a una demanda de más de 3 millones de pruebas entre los centros públicos y privados. Un esfuerzo muy relevante que ha evitado nuevos contagios y entre otras cosas ha servido para salvar la temporada turística y permitir la celebración de eventos.

En nuestro ámbito asistencial, los hospitales tuvimos que reinventarnos y habilitar circuitos diferenciados para la atención de pacientes afectados por patologías respiratorias y prever otro entorno para atender el resto de las patologías. Pensando en la seguridad del paciente y en los trabajadores, los hospitales de Quirónsalud en Balears, apostamos por el concepto de “hospital único”. Un centro focalizado en asistencia covid y otro orientado a la asistencia del resto de pacientes. La menor tasa de contagio, un 3%, según el mayor estudio de prevalencia que se realizó entre los sanitarios de los hospitales de Mallorca avala que esta fue una buena estrategia.

El covid ha sido un acelerador de la transformación digital. Un cambio sin marcha atrás que modifica la forma de relacionarnos entre las personas. En el sector sanitario se ha desarrollado el acceso a la concertación de cita y a la entrega de resultados de pruebas diagnósticas directamente en el teléfono móvil del paciente y por otro lado, las videoconsultas han facilitado la cercanía y la continuidad asistencial del médico con sus pacientes. Son dos grandes avances que han llegado para quedarse.

Mientras los sanitarios actuaban en los hospitales, los científicos en tiempo récord, han logrado varias vacunas contra el covid. El 11 de marzo de 2020 la OMS declaró oficialmente la pandemia y el 27 de diciembre del mismo año, se inoculó a una paciente en Balears la primera dosis del fármaco. A partir de este momento, el descenso de los decesos coincide con el crecimiento de las tasas de inmunización de la población.

¿Qué proyectos e inversiones son necesarias para el futuro?
El Plan de recuperación aprobado por la Unión Europea, supone el mayor paquete de estímulos jamás financiado, un total de 2,0018 billones de euros. De los cuales, 140.000 millones corresponden a España y entre los proyectos destaca el “PERTE para la salud de vanguardia”. Es una oportunidad histórica que no debería perderse en partidas de gasto ordinario, sino en inversiones que aporten valor en la sostenibilidad y el desarrollo del sistema. Por responsabilidad con las generaciones presentes y futuras, debemos dedicar estos fondos a I+D, a la digitalización y a la evolución de tratamientos de medicina personalizada.

Estos proyectos requieren también la inversión en formación de personal sanitario, en esta línea, las consellerías de Salut y Educació ya han anunciado partidas presupuestarias para la ampliación de plazas MIR y 30 nuevas matrículas en la Facultad de Enfermería. Unas iniciativas a las que se suma la nueva Escuela de Enfermería impulsada por el CESAG y Quirónsalud, que ofertará 50 nuevas plazas a partir del próximo curso.l