Imagen de archivo de Jaume Munar en las pistas. | Efe

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El tenista mallorquín Jaume Munar lo tiene claro. Para él la vacuna contra el coronavirus es la mejor forma de aplacar la pandemia de COVID, la pesadilla en la cual vivimos desde hace casi dos años a escala mundial, y el de Santanyí predica con el ejemplo. Su caso es si cabe más relevante tras toda la polémica suscitada con respecto a Novak Djokovic y su imposibilidad de disputar el Abierto de Australia por no poder acreditar los requisitos legales y sanitarios que el país oceánico esgrime para permitir la entrada a los deportistas extranjeros.

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En este sentido Jaume Munar ha demostrado ser un discípulo aventajado de Rafael Nadal, quien ha diferencia del campeón serbio no ha mostrado reservas con respecto a la vacunación, ha explicado en público que pasó malos días al infectarse de COVID y que, sobre el lío que ha rodeado la presencia de Djokovic en Australia, refrendó en más de una ocasión ante la prensa que todo el mundo es libre de hacer lo que crea aunque las decisiones acarrean consecuencias. La controversia ha adquirido incluso forma de meme, recordando especialmente para la ocasión una vieja entrevista del manacorí y el suizo Roger Federer. Si Nadal desató entonces las iras de los sectores antivacunas y conspiranoicos, puede que este pronunciamiento del joven tenista balear tampoco siente del todo bien entre sus adeptos.

Munar, recién aterrizado de Australia, se ha inyectado la dosis de refuerzo contra el coronavirus en Mallorca. «¡Qué suerte, qué rápido y qué fácil! ¡Os animo a todos a hacerlo!», ha publicado este viernes a mediodía en un mensaje en las redes sociales. El joven jugador mallorquín quedó apeado del Abierto de Australia, el primer Grand Slam del año, en la primera ronda del torneo al perder en cinco sets y casi cinco horas de intenso duelo ante el ruso Aslan Karatsev, número 18 del mundo. En estos momentos en Baleares está abierta la vacunación contra la COVID con la tercera dosis de refuerzo para toda la población mayor de 18 años en un momento de ralentización de la explosión de contagios que ha rodeado las fiestas navideñas, Sant Antoni y Sant Sebastià.