Rafa Nadal devuelve la bola durante el partido que jugó este viernes ante Andy Murray. | Efe

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Rafael Nadal recuperó sus mejores sensaciones con una victoria por 7-6 y 6-3 contra el suizo Stanislas Wawrinka, que no pudo contrarrestar la mejor versión del tenista de español un día después de firmar una reaparición errática ante el británico Andy Murray.

La vuelta a las pistas de Nadal dos meses después de su operación de apendicitis no fue todo lo buena que se esperaba. Nervioso, falto de ritmo y con algo de ansiedad, recibió un correctivo severo por parte de Murray, que no dio opciones a su rival para celebrar su regreso con una victoria.

En el fondo, el torneo de Abu Dabi, aunque se presente como una serie de partidos de exhibición con su final y su ganador, es algo más que eso. Sobre todo, cuando el 19 de enero, en 16 días, Nadal tendrá que comenzar el asalto al Abierto de Australia que perdió el curso pasado ante Wawrinka en la final.

Por eso, necesitaba una victoria balsámica para recuperar moral de cara a la siguiente quincena en la que tendrá que afinar su juego y su forma física para llegar al cien por cien a la cita australiana. El jugador helvético era un rival potente para medir sus fuerzas y Nadal no defraudó. Presentó batalla como acostumbraba en sus mejores momentos.

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Aunque aún tiene armonizar su maquinaria, Nadal recogió moral de cara a sus compromisos más inmediatos. Al contrario que la jornada anterior, demostró haber perdido el miedo a pegarle fuerte a la pelota y fue muchísimo más sólido en sus golpes.

Pese a que sufrió en el primer set, se mantuvo firme mentalmente para llevarse una manga que acabó en el «tie break», en el que Nadal arrasó con un contundente 7-1 con el que cogió fuerzas para el siguiente acto del partido.

Lo comenzó fuerte, con un parcial de 2-0 rompiendo el saque a Wawrinka a la primera. Sin embargo, después de ese inicio de set arrollador, Nadal dio muestras de flaqueza por primera vez en el encuentro tras perder dos juegos consecutivos que volvieron a igualar el marcador.

Esa pequeña recaída fue solo un espejismo. Nadal se mostró implacable, ganó su servicio y volvió a coger tierra de por medio con una nueva rotura que ya fue definitiva para Wawrinka. El suizo, con 4-2, estaba sentenciado.

Nadal, más relajado, enseñó sus mejores golpes. Subió a la red con contundencia, se permitió el lujo de hacer buenas dejadas y se mostró inflexible con Wawrinka. Al final, su victoria anuló su gran derrota del día anterior. Nadal comienza a ser Nadal. En Abu Dabi fue capaz de lo mejor y de lo peor, pero poco a poco va recuperando su mejor versión.