Los jugadores del Mallorca celebran un gol ante Osasuna en el último partido del pasado año.

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Con el resopón de Año Nuevo flotando todavía en el ambiente y los Reyes Magos de camino, el Real Mallorca descorcha el nuevo año a lo grande, con una visita al colíder en su renovado centro de operaciones y el deseo de «competir con personalidad» ante un Real Madrid casi intratable en su feudo que quiere iniciar 2024 como campeón de invierno (Santiago Bernabéu, 19.15 horas).

Los entrenadores suelen calificar los duelos en Chamartín como una visita al dentista. No se va a disfrutar. Más bien todo lo contrario. Acudes al Paseo de la Castellana con el miedo en el cuerpo. Con temor a que te toquen el nervio y te hagan daño. Para salir indemne, el libro mágico de las gestas dice que hay que hacer las cosas casi perfectas y que el Madrid no tenga su mejor día... Con los números en la mano, el Bernabéu es un escenario casi inexpugnable. Esta campaña solo el Rayo Vallecano abandonó Chamartín sin heridas (empató 0-0) y la hinchada blanca solo ha visto una derrota liguera en los dos últimos años: el Villarreal de Setién ganó 2-3 el pasado 8 de abril.

El Mallorca, que fue la bestia negra del Madrid a comienzos de siglo -llegó a encadenar tres triunfos y dos empates en seis visitas-, abre el año en la capital con una ristra de siete derrotas consecutivas en el coliseo blanco, aunque en su mejor racha del campeonato. La victoria ante Osasuna endulzó la Navidad y estiró hasta cinco las jornadas sin doblar la rodilla que acumula la tropa de Javier Aguirre. Consciente de las dificultades que presenta el Bernabéu, el técnico mexicano quiere ver a un Mallorca que tenga personalidad y vislumbra un choque como el curso pasado, cuando se adelantó en el marcador, tuvo el empate en sus botas (Antonio Sánchez) pero acabó goleado con dos chispazos en los instantes finales.

El buen comportamiento del grupo en la noche que bajó la persiana a 2023 invita a pensar en un once casi calcado al que tumbó a Osasuna. De hecho, la presencia de Toni Lato por el sancionado Jaume Costa se presume como la única variación con respecto al equipo titular que selló el terapéutico triunfo frente al cuadro navarro. De esta forma, tipos como Abdón o Darder iniciarían el duelo desde el banquillo. Después de girar varias veces el calcetín, de probar con diferentes sistemas, Aguirre ha decidido regresar a sus orígenes y apostar por la idea que implantó nada más pisar la Isla.

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El técnico le ha entregado más galones a Manu Morlanes en detrimento de Darder y arriba su apuesta pasa por repetir con Cyle Larin como único faro ofensivo, con Antonio Sánchez y Dani Rodríguez (un gol y dos asistencias ante Osasuna) aportando kilómetros en la sala de máquinas y llegada en el área rival.

El Mallorca querrá exprimir al máximo las acciones a balón parado -Raíllo y Nastasic marcaron en el último partido- ante un Real Madrid que cuenta con dos torres como Rüdiger y Tchoaumeni. Sin duda, el juego aéreo será una de las claves de la tarde en Chamartín.

Otra, sin duda, estará en Jude Bellingham, que se mueve como nadie entre líneas, y el factor anímico que para la hinchada tendrá el regreso de Vinicius. El brasileño, que está temporada entra y sale debido a las molestias musculares, se reencontrará con dos jugadores como Pablo Maffeo y Antonio Raíllo a los que le persigue el foco siempre que se cruzan con el extremo brasileño.

Al margen de nombres, el Mallorca debe ser ese equipo incómodo que perdió en San Sebastián o en el Metropolitano, pero que dio la cara ante equipos Champions. Ganar en la casa del líder es una misión muy complicada. Pero no imposible. El grupo balear llega al Bernabéu con los ánimos renovados y la intención de seguir creciendo. No hay mejor forma de cerrar la primera vuelta que visitando al dentista y salir con todas las piezas dentales intactas para lucir tu mejor sonrisa.