Martin Valjent, cabizbajo tras la derrota del Real Mallorca en Granada. | Carlos Gil-Roig

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En el fútbol siempre parece pronto para encender el botón de alarma y elevar el nivel de alerta. Con solo tres jornadas disputadas parece precipitado ir más allá de una lectura profunda, pero lo cierto es que los ímputs que está ofreciendo el Real Mallorca son preocupantes porque ha perdido dos de las principales virtudes que le catapultaron la pasada campaña a la zona media alta: la fiabilidad defensiva y la eficacia en el área rival. El plan de Javier Aguirre, que sirvió para el curso pasado, en especial en la recta final, ahora no cuaja y a la receta le falta una pizca de sal, pimienta, algo de colorante y mucho sabor. Sirve un plato insípido el mexicano y conviene encontrar una solución de urgencia par evitar llegar al primer parón del curso sin ninguna victoria.

Comparación

La temporada pasada, después de tres partidos, el Mallorca sumaba cuatro puntos gracias a la victoria ante el Rayo y al empate en San Mamés. Había encajado dos goles y marcado tres. Este año, solo ha podido sumar por ahora uno y ha recibido cinco goles y anotado tres. La diferencia principal radica en la seguridad defensiva y ahí se da un factor clave como es la ausencia de Raíllo. Antonio estuvo en los tres partidos ante Athletic, Betis y Rayo y este año estuvo en Las Palmas, marcó un gol y se lesionó. Lamentarse por su ausencia no sirve de nada y menos en la planta de fichajes de Son Moix, cuya misión ahora es moverse con rapidez y encontrar un central con carácter, presencia, garantías y que ofrezca seguridad. Ha llegado otra vez el momento de Pablo Ortells, Sergio Marty y Sergio Moya que deben encontrar un central del perfil de Raíllo y otro que complete la zaga porque parece evidente que el belga Van der Heyden por el momento tendrá que esperar.

En el extremo geográfico más lejano del campo está localizado el otro problema. El equipo falla mucho en el área rival. Nunca ha sido un grupo que se ha caracterizado por ser un torbellino en la zona de peligro rival, pero al menos era altamente efectivo, sobre todo con Vedat Muriqi y sus goles tanto de cabeza como de penalti. Este año no ha empezado bien, más allá de que haya fallado dos penas máximas. Su presencia genera sensación de peligro a las defensas, pero le cuesta una enormidad ser protagonista del juego. Es cuestión de rachas y solo resta esperar que vuelva otra vez la luz a sus botas.

Planes

Otra cosa es el plan de Aguirre. El estilo que sirvió para el curso pasado ahora no termina de ser eficaz. Pero tampoco lo son los jugadores. No ha superado todavía el equipo la marcha de Kang In Lee, un hombre con una verticalidad endiablada y capaz de agitar los partidos. También ahí hay que esperar que Ortells y cía sean capaces de sacarse otro as de la manga. Sergi Darder es quien trata de dar luz en la zona ancha y sin ir más lejos este pasado sábado volvió a ser quien más claridad exhibió para intentar variar el rumbo de la situación.

Pero en general falta chispa y la sensación principal es que el Mallorca sigue en pretemporada en plena temporada. La solución pasa de forma ineludible por reforzar la defensa y sobre todo recuperar la confianza. Pero además hay que mejorar la idea general y perfeccionar el plan porque con la actual hoja de ruta cuando el equipo encaja el traje incial se queda obsoleto y ahí empiezan los problemas.