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Me duele el alma, pero el Villarreal fue mejor. Denunciaron años atrás al Mallorca y el equipo se quedó sin jugar en Europa. No lo olvidaré jamás. Ayer, el equipo de Fernando Roig ganó (0-1) al once de Javier Aguirre en un duelo para olvidar en un partido ofensivo para el buen gusto futbolístico.

No me resigno. Ni me conformo. No me gusta el juego del Real Mallorca, que ceda la pelota, que el rival acapare la posesión y que el dominio territorial sea siempre del contrario. Me gusta el juego elaborado, que circule el balón, que se encadenen pases, pero jamás me ha convencido el juego directo. Todos conocemos ya la filosofía de Javier Aguirre y nadie debe sorprenderse por el juego raquítico, soso y aburrido del Mallorca. El mexicano considera que es la mejor forma de llegar al triunfo y no varía casi nunca su planteamiento con tres centrales.

Este viernes, de inicio, Aguirre, además, sorprendió a todos con la suplencia de Sergi Darder. Fue, sencillamente, incomprensible. El primer periodo fue anodino, con dominio insulso del Villarreal y el Mallorca jugando al contragolpe. Nada nuevo. No hubo ocasiones ni aproximaciones peligrosas. Nada de nada. Lo peor fue, sin duda, la lesión de Raillo en el tramo final.

Aguirre introdujo a Darder y Samu Costa en la segunda mitad y el Mallorca ganó en calidad. Eso sí, el Villarreal continuó dominando el partido, mientras que los de Aguirre se defendían con orden. El conjunto de Setién incrementó su dominio, llegaron las primeras aproximaciones peligrosas y poco después de que se cumpliera el primer cuarto de hora del segundo tiempo marcó Gerard Moreno. El Villarreal era muy superior y el Mallorca tenía problemas para aproximarse con peligro al área rival. Larin entró y poco después Javi Llabrés suplió a Omar Mascarell, pero nada cambió