Los jugadores del Mallorca celebran tras marcar ante el Atlético de Madrid, durante el partido de la pasada temporada. | Miquel Alzamora | PALMA

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Locura por una entrada. El Real Mallorca ha agotado todas las localidades que puso a la venta y el ambiente para el encuentro de este sábado ante el Villarreal, en el estreno del nuevo proyecto y del remozado estadio será el de las grandes ocasiones. La demanda es elevada y el hecho de que el club haya colgado el cartel de 'No hay entradas' supone una excepción cuando el rival no es uno de los grandes.

El estadio de Son Moix, con un aforo actual para 22.000 espectadores, registrará un ambiente de gala. El de las mejores tardes. El estreno del equipo bermellón en casa en el presente campeonato está rodeado de atractivos. El nuevo proyecto, el fichaje de Sergi Darder, la renovada imagen del centro de operaciones y la ilusión generada en el mallorquinismo tras el buen debut en Las Palmas han generado una corriente de euforia que no se recordaba en los últimos tiempos.

Desde el propio club no recuerdan un estreno en casa con tanta expectación. La atmósfera que rodea al encuentro en las vísperas es solo comparable a cuando el rival es el Real Madrid o el Barcelona. Pero en esta ocasión, la afición está demostrando que tiene ganas de fútbol. Ganas de ver al nuevo Mallorca. La propiedad ha hecho un esfuerzo económico importante, sobre todo con los fichajes de Cyle Larin y del 'artanenc' Sergi Darder, para intentar mantener o si es posible superar el buen nivel mostrado por el bloque de Javier Aguirre la pasada temporada.