Imagen de un grupo de aficionados del Mallorca en la renovada tribuna del estadio de Son Moix. | Miquel Àngel Borràs

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Son Moix era una fiesta antes del partido. Mucho antes del arranque del encuentro, prácticamente hora y tres cuartos de que el balón empezara a rodar las inmediaciones del estadio de Camí dels Reis estaban ya repletas de aficionados que poblaban especialmente la zona del Mallorcafé y también de la tienda del Mallorca. Más de 15.000 seguidores finalmente se dieron cita en el campo.

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De hecho, había una verdadera locura para entrar en la boutique y hacerse con una prenda oficial del club. De cientos de aficionados se pasó a miles y de ahí al interior del estadio para comprobar cómo había quedado al tribuna de sol, ahora denominada Tribuna Este y que estrenaba su nuevo espacio geográfico mucho más cerca del campo además de los sillones también de nuevo cuño.

Sin duda el fútbol pedía pista y principalmente pedía la desaparición de los carriles de atletismo que no llevaban a cabo ninguna función desde su inauguración y que restaban muchísimo ambiente al partido. En este caso, prácticamente desde el mismo calentamiento, quedó demostrado que algo había cambiado y la disposición de todos era la de vivir el encuentro como el verdadero jugador número 12. Ahora corren mucho más cerca de su gente Jaume Costa y Pablo Maffeo. También Dani Rodríguez y Kang In Lee y el contrario a su vez siente algo más de presión, aunque ayer esto no fue suficiente para ganar. Es lo que reclamaba tanto los futbolistas desde que se inauguró el campo como también los aficionados del club bermellón.

La puesta en funcionamiento de las nuevas puertas, la cuatro y la cinco frente al párking principal, facilitó bastante la entrada a las nuevas tribunas y la afición en el día de ayer no quería ninguna sorpresa y buscaba entrar pronto para dirigirse a su nuevo lugar en el campo. El precio que han pagado bien vale degustar antes, durante y después la experiencia que el club les ha puesto a su disposición.

Durante todos estos años ningún propietario ni tampoco ningún gobierno en el Ajuntament fue capaz de hacer lo que sí han hecho los responsables actuales de la institución y los actuales gestores de Cort. En un tiempo récord, apenas 106 días, el campo de Son Moix ha dado un cambio no radical pero sí extraordinariamente notable y este va a continuar durante las próximas temporadas hasta que el recinto esté perfectamente habilitado para el fútbol.

Que el estadio sigue en obras lo demuestra que la cubierta de la tribuna de sol todavía no está instalada y el fondo norte, ahí donde Gabriel Cerdà instaló sus campitos de futbito, ahora va a ser la próxima zona a remodelar. Su transformación podrá verse cada quince días cuando los seguidores acudan a ver los partidos de su Mallorca. Ayer sin duda fue una reinauguración de un campo que tiene ya veintitrés años.

A partir de ahí las emociones o incluso la curiosidad por ver todo lo que ocurría alrededor del partido quedó a un lado y los aficionados se centraron en el partido en sí. Los seguidores del Betis, que habían llegado al campo hora y media antes escoltados por al policía nacional, tomaron su puesto en una de las esquinas de la nueva grada. De una forma coral fueron entonando los habituales cánticos de animación al club verdiblanco. Sin embargo, los mallorquinistas también se dejaron escuchar sobre todo cuando empezó el encuentro. Antes era momento para comentar todo lo sucedido en la previa de un partido que sin duda pasará a la historia del club balear.

A seis minutos para arrancar el encuentro Jaume Colombás anunció la alineación de los mallorquinistas por los altavoces del campo y desde el minuto uno los seguidores demostraron que ya tienen un nuevo ídolo, el portero Rajkovic, la nueva estrella emergente de este Mallorca todavía en construcción y que tiene en el guardameta a uno de sus referentes.

Sobre la cuestión del nombre del estadio los seguidores ayer tenían otras prioridades. Para ellos el campo donde juega su equipo ha sido, es y será siempre Son Moix y las guerras son para los políticos. El fútbol por fin dio paso al balón y todo lo demás queda para la hemeroteca a la espera de saber cómo se llamará el campo y qué solución se orquestará para que el club cobre las cantidades pacatas en su momento