Vedat Muriqi, en una imagen captada en el partido disputado por el Mallorca en Vallecas. | M. À. Cañellas

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Este sábado se juega una final en Son Moix. No hay trofeo, tampoco el que pierda quedará subcampeón. Tampoco ganar te asegura la permanencia, pero el equipo derrotado dará un paso atrás de esos que moralmente hacen daño. El empate no sirve para nada. Al Mallorca se le acabaron las excusas este año. Luis García ya ha recurrido a todas. Ya no le queda ninguna más. Tal vez apuntar al césped, pero eso no será posible porque el verde es una alfombra. Este sábado ante el Cádiz (16:15 horas) no habrá viento, ni lluvia, ni barro. Tampoco vale recurrir a los minutos añadidos, que serán pocos si se va por detrás en el marcador y muchos si se va ganando. Se acabó hablar de bajas porque el mercado de invierno ha servido para tapar agujeros. Nada. Ni una excusa. Ni un pero. Ni el VAR, ni el árbitro. Toca ganar. Lo decía Luis Aragonés: «Ganar y ganar y volver a ganar». Pues eso. Salgan y ganen. Todo lo que no sea esto será perder puntos y credibilidad. Desde el 2 de octubre no vence el Mallorca en Son Moix. Cuenten. Uno, dos, tres y hasta cuatro meses. Ya es suficiente. Toca cambiar esto y empezar la carrera por mantenerse en Primera. Sin embargo, el Cádiz también quiere lo mismo. Se enfrentan hoy en Camí dels Reis dos equipos en situación límite. Los andaluces son antepenúltimos con 18 puntos. Los mallorquinistas están un puesto por encima, fuera del descenso, con 20. No hace falta decir muchas cosas más.

Hasta ahora siempre que se perdía había una argumento recurrible, pero ahora esto ya no es de recibo. Hay que empezar a jugar a fútbol, exponer un plan sobre el campo y sobre todo ejecutarlo. Aunque este plan sea colgar balones a Muriqi, un pobre argumento sí, pero algo es algo. Se supone que centrar desde la banda y colgar pelotas al área es algo que no se olvida. Pues a colgar y a rematar.    Una vez, y otra, y otra más. Y así hasta que llegue el gol. Ganar. Ese es el fin, el medio por conseguirlo, futbolísticamente hablando, poco importa.

El equipo anda justo de fútbol, de ideas. Por lo tanto hay que tirar de garra, de fuerza, de carácter, de amor propio, de fe y si se precia, hasta de jugar el balón. En la grada la afición responderá, el color y calor está asegurado y por lo tanto por ahí no se perderá. Las bajas son las de Greif que no juega nunca; Baba, que últimamente no marcaba diferencias y posiblemente caiga alguno por COVID. Russo, se pierde el partido por tarjetas. Pero a partir de ahí el resto está a disposición del entrenador. Sergio Rico tendrá la oportunidad de debutar en Son Moix al igual que Gio y Muriqi. El ‘pirata’ es quien tiene que marcar la diferencia lo que resta de temporada. Tal vez juegue con dos puntas o no, lo importante es que los futbolistas con más renombre del equipo sean de una vez por todas determinantes.

No basta solo con un par de disparos tímidos o dos bicicletas. Hay que marcar diferencias de una vez por todas. Nombres: Los de Kang In Lee, Take Kubo, el propio Muriqi, Dani Rodríguez, Galarreta y Salva Sevilla. Son ellos los que tienen que tirar del resto. Se acabaron los experimentos con Ángel, Hoppe, Battaglia, Antonio Sánchez o Sedlar. Hay que tener ya un once más o menos fijo y un par de recambios para tratar de cambiar la dinámica en algunos partidos con hombres como Abdón o Fer Niño. Todo lo demás no sirve de mucho. Normalidad, carácter y victorias. Raíllo, si está, tiene que ser titular. Seguro que su sola presencia servirá para tirar del carro. Es lo que tienen futbolistas con una jerarquía especial en el campo. Raíllo y diez más. Y a ganar. En el Cádiz se pierden el partido Fali por lesión y sanción. Tampoco estarán ‘Choco’ Lozano ni Florín. Cuando termine el partido, si la victoria se queda en casa, el panorama empezará a verse de otra manera. Es la importancia de los tres puntos en juego en partidos determinantes de la temporada. Los de hoy lo son. También los de la próxima jornada, pero esta tarde hay que jugar como si no hubiera un mañana. Como si la Liga terminara. Es una final por la permanencia.