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Por aquí de nuevo. Como no podía ser de otra manera, y siendo fieles a nuestro marcador genético, hemos presentado nuestra candidatura para formar parte del triunvirato de los torpes. Sin alaracas, en silencio, pocos aspavientos, discretos, uno diría que de puntillas, y ahí estamos al borde del abismo. Reniego de los especialistas en pretemporadas, abjuro de los analistas que aún creen que el rival no disputa, abomino de los tribuneros del ¡Uy! ahora convertidos en catedráticos del ¡AY! No aprenden, es inútil.

■ Dicho esto y antes de que Vd. comience con las diatribas de siempre contra este modesto amanuense, repare en que únicamente me he referido a ser pretendiente al averno, lo cual no es sinónimo de que así ocurra. Para su tranquilidad, recuerde que cada año presentamos candidatura a Eurovisión y no pasa nada. Así pues, tiempo hay de rectificar y escapar del abismo. Aquí no es foro de recetas, ni pócimas, falta lo principal, conocimiento, aderezado con una anémica voluntad, en roman paladino ni puedo ni quiero.

Hoy toca literatura, homenaje al «realismo mágico». Escritores de la talla de García Márquez, Borges, Carpentier, y otros nombres insignes, nos regalaron con la creación de mundos fantásticos pero narrados en un tono absolutamente realista. Nos explicaban, con una prosa más propia de ángeles que de mortales, mundos sobrenaturales de forma absolutamente normal y como si fuese la descripción de vida cotidiana.

■ No se alarme, y no vuelva atrás la página. Esta Vd. en la sección deportes y concretamente en las páginas rojillas. Pues sí, a veces me da la sensación de que el Club se me presenta como un mundo onírico, mágico, irreal pero como si fuese algo normal, no es mi barrio, es algo lejano pero por lo visto existe. Da la impresión que tenemos jugadores porque salen con la camiseta roja pero podrían ser otros, o quizás ese día no salen pero no te lo explican, importa poco.

■ Aparece un día un mural homenajeando a un exjugador, pero por qué ese y no otro, no ves caras, no escuchas voces, lo desconoces todo, sufres por si la cosa va mal pero a la vez dudas si realmente este sentimiento es compartido por la propiedad, escuchas una vez a la semana un empleado cualificado que, eso sí, presidido por una empatía de agradecer, no se cansa de lanzar mensajes optimistas, de que esto funciona a las mil maravillas, te informa de lo que hay y hasta la semana que viene. Quizás hay dinero para fichajes o quizás no, el letargo del portero estrella «va para largo» o tal vez no. A veces importan los llaveros que se venden en el lejano oriente y a veces no. No hay un referente, no hay un mensaje, o si lo hay se pierde por el camino. Seguramente la inmensa mayoría podrá discrepar de mi exposición. Simplemente imagine que a partir de mañana desaparece en todos los medios cualquier información rojilla y nos quedamos únicamente con el parte de los viernes del míster ¿Cambiaría algo? Si Vd. cree que sí, que se tomarían otras decisiones o que la propiedad apostaría por el arraigo con la gente, pues enhorabuena, yerro completamente. Por el contrario, si sospecha que quizás nada cambiaría y que nos presentaríamos a jugar el partido y después para casa y ningún problema, pues quizás no necesito la visita al psiquiatra. Medite, medite.

■ Nuestro Macondo nada tiene que envidiar al de Cien años de Soledad, le supera y con creces. Eso sí, lo que de verdad me preocupa es que los patrones se congratulen y crean que este metaverso que se está fabricando goza del cariño y comprensión de los cazurros como un servidor. En eso están muy equivocados. Pobres pero no imbéciles.

■ Hasta otro día.

■ PD: Eufórico por el regreso de ‘El ariete’. Todos hemos puesto un granito de arena para su readmisión. Será espectacular leerlo en las previas de los playoff. l