El equipo de García Plaza, en el terrero de juego. | M.A.BORRÀS

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El mallorquinismo asiste atónito a la mejor temporada de la historia. Líder de Segunda División; 16 jornadas sin perder -a una de igualar la mejor marca-; 38 puntos, 11 victorias, 5 empates y una derrota, 23 goles a favor y 4 en contra, invicto a domicilio...

Jamás en toda su trayectoria en el fútbol profesional (65 campañas entre Primera y Segunda) el Real Mallorca había mostrado esta carta de presentación a estas alturas del campeonato. Los números son prácticamente calcados a los de la temporada 2017-18... cuando el grupo isleño transitaba por la Segunda División B. Una idea de la dimensión que está adquiriendo el grupo dirigido por Luis García Plaza en estos tres primeros meses de competición.

Tomando como referencia los mejores arranques de la historia en las diferentes categorías, la actual versión supera cualquier registro anterior. Incluso contabilizando los datos en la categoría de bronce. Así, en la temporada 80-81, aquel equipo dirigido por Antonio Oviedo, alcanzó la 17ª jornada con diez victorias, cinco empates y dos derrotas, un triunfo menos y una derrota más que en la actualidad. En la temporada 1992-93, en Segunda A y con Serra Ferrer en el banquillo, el Mallorca había sufrido ya tres derrotas.

Aquel grupo, que partía como claro favorito a recuperar la categoría de oro, perdió el tren del ascenso en la penúltima derrota con una derrota en casa ante el Villarreal (0-1) y sucumbió ante el Albacete en la promoción de ascenso, ya con Jaume Bauçà como técnico.
Las comparaciones con el Mallorca de Cúper también han ocupado espacio en las tertulias.

En la segunda versión del preparador argentino en la Isla (campaña 98-99) el equipo balear rubricó una temporada casi perfecta. En la décimo séptima jornada, el equipo lideraba la Primera División con nueve triunfos, cinco empates y tres derrotas, dieciocho goles a favor y 8 en contra... el doble de los que ha encajado en la actualidad.

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En la primera de Vicente Moreno, que asumió los mandos en Segunda B, aquel transatlántico en la categoría cruzó esta puerta del calendario imbatido -no perdió hasta la jornada 21ª ante la Peña Deportiva- aunque llegó a encajar un gol más... con Reina bajo los palos.

El precedente más próximo en la categoría de plata, en el curso 18-19, también agranda la marca que está consiguiendo el actual Mallorca. En aquella ocasión, los de Moreno sumaban 27 puntos, merced a sus siete triunfos, seis empates y cuatro derrotas. Habían marcado 23 goles -los mismos que en el presente campeonato- pero había recibido nada menos que 16 goles, doce más que en la actualidad. Aquella campaña el Mallorca consiguió el ascenso de categoría pese a quedar quinto en la liga regular, después de eliminar al Albacete y de remontar el 2-0 adverso ante el Deportivo de la Coruña en la noche de San Juan.

La trayectoria del Mallorca 20-21 es imparable. El equipo es una máquina perfecta. Solo ha encajado 4 goles, una cifra que le convierte en el equipo de toda la historia de Primera y Segunda que menos tantos ha recibido en los 17 primeros partidos.

A domicilio, una de las asignaturas pendientes en las últimas campañas, se mantiene invicto y presente unos números de campeón. Con el triunfo del pasado lunes ante el Castellón alargó su marca de imbatibilidad hasta los dieciséis encuentros, a uno solo de la marca establecida en la temporada 1995-96, con Víctor Muñoz en el banquillo, cuando llegó a encadenar 17 partidos sin perder de la fase regular.

El próximo sábado, en Butarque, el Mallorca tiene una auténtica prueba de fuego para intentar mantener el paso. Se cita con el Leganés, el mejor equipo de la categoría como local (ocho triunfos y una derrota en nueve partidos) y ante un adversario que junto al Espanyol y el propio Mallorca son de los más firmes candidatos al ascenso de categoría.