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Apenas dos segundos después de emboscar a Odriozola y soltar un latigazo que cegó a Courtois, Lago Junior corrió como un rayo en busca de Vicente Moreno. Era el primer gol del africano en Primera, pero también un golpe liberador para un futbolista que sumaba varios partidos pasando inadvertido. De hecho, la tozudez de su entrenador en darle espacio en todas sus alineaciones había empezado a generar debate. A Lago se le esperaba, pero no llegaba.

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El emotivo abrazo entre ambos estaba más que justificado. Generoso dentro y fuera del campo, el futbolista llevaba tiempo sintiéndose en deuda con Moreno, al que en alguna intervención pública sólo le faltó decir «jugaremos con Lago y diez más». Su defensa empezaba a debilitarse, hasta que llegó el Madrid y el marfileño afiló su cuchillo.

Entre Lago Junior y Vicente Moreno retrataron a Zinedine Zidane, que dejó un mal poso en Son Moix pese a tener la coartada de las bajas. Engullido por su colega en el duelo de de pizarras, el partido dejó más o menos claro que el entrenador del Real Madrid sabía que jugaba en Palma, pero poca cosa más. Moreno había planificado al milímetro su partido centenario y todos sus movimientos y lectura mejoraron y mimetizaron a su equipo. Su Mallorca ejecutó al líder, pero también agrandó las dudas en torno a ZZ.
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