TW
0

El camino más corto hacia la victoria es el buen juego. Y también es cierto que si acaparas el esférico tienes más opciones de llegar a la portería contraria y de que el rival no te cree peligro. Pero la verdad absoluta es que la mejor manera de jugar es la que te da el triunfo.

Ayer, el Real Mallorca superó al Espanyol (2-0) y ganó grandes dosis de confianza. La necesidad acuciaba y los tres puntos recargan de ilusión a un afición un tanto alicaída. La victoria es balsámica, pero no debe hacernos olvidar las múltiples carencias del equipo y la necesidad extrema de reforzarse en el mercado hivernal.

Noticias relacionadas

Vicente Moreno dejó en el banquillo a Take Kubo y renovó la confianza de Gámez en el lateral izquierdo. De inicio, el equipo de David Gallego se hizo con la posesión del esférico en un partido lento, sin ritmo y en el que el Mallorca no tuvo ningún gran problema para mantener su portería a cero pese al mayor dominio del rival. El equipo de Vicente Moreno, con un juego mucho más directo, tampoco tenía grandes ocasiones. El duelo cambió cuando Budimir aprovechó un gran centro de Joan Sastre para inaugurar el marcador. Desde entonces, y hasta el final del primer tiempo, el Mallorca fue muy superior a un Espanyol que acusó el golpe.

La segunda mitad no fue muy diferente. El conjunto catalán dispuso de alguna esporádica ocasión ante un equipo que se defendía con orden y sin grandes problemas. Kubo sustituyó a Lago Junior y poco después Raíllo, lesionado, dejó su lugar a Xisco Campos. El Espanyol intentaba reaccionar, pero Sevilla, cuando faltaba poco más de un cuarto de hora, sentenció el duelo. Marc Pedraza tuvo la oportunidad de debutar en Primera con la camiseta del Mallorca al entrar por Baba cuando el partido ya amortecía. Los catalanes lo intentaban, pero sin el mínimo acierto. El Mallorca conseguía su segunda victoria de la temporada y respira ahora mucho más tranquilo con dos semanas para recuperar.