Leo Suárez, Aridai Cabrera, Abdón Prats, Juan Diego Molina 'Stoichkov' y Álex López, en la ciudad deportiva Antonio Asensio.

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La segunda unidad del Real Mallorca no descansa. En pleno vuelo por el cielo de la Liga 123, el banquillo se ha convertido en uno de los motores de emergencia del conjunto bermellón, al que ha ayudado a sostenerse en todo momento en el hemisferio norte del campeonato. La segunda unidad de Vicente Moreno, en la que sobresalen los especialistas de ataque, acumula ocho tantos tras acceder al terreno de juego desde el banquillo y es la columna menos vista de un equipo que sueña a lo grande.

El último en sumarse a la fila ha sido Leo Suárez, que decidió el último partido gracias a una maniobra brillante de otro de los revolucionarios de los últimos capítulos: Abdón Prats. El artanenc, de vuelta a la superficie tras salirse del campo en febrero, fabricó un gol de la nada y asistió al argentino para que le pusiera el lazo a un tanto que puede ser fundamental en esa batalla por tomar posiciones al frente de la clasificación. Suárez, que no ha llegado a encajar en un once compacto y muy bien armado, no había tenido hasta ese momento la posibilidad de rubricar ninguna jugada estelar. No falló y le dio un empujón gigantesco al Mallorca, porque el tanto que inauguraba sus estadísticas vestido de rojo llegaba cubierto de oro.

Su socio en esa acción mágica se ha especializado en el papel de secundario con peso dentro del guión. Un rol que desarrolló sobre todo a partir de la visita a Palma del Real Zaragoza, hace poco más de un mes. Se adentró en un partido con la trama abierta y lo despachó con una diana balsámica. Y una semana después, aunque sirvió de poco, alimentó la reacción del Mallorca en Córdoba tras una pésima puesta en escena que casi había agotado las opciones. Revolucionó al equipo de la mano de Aridai y firmó un gol a medias con Álex Menéndez que mantuvo al equipo respirando hasta los instantes finales.

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Aridai es seguramente el elemento más destacado de este escuadrón al que puede agarrarse Moreno. El canario está totalmente incrustado en el once tipo que alinea el Mallorca jornada a jornada, aunque durante la campaña ha ido atravesando por fases muy diferentes. Normalmente, sus caídas de la alineación han venido acompañadas después por una gran aportación como suplente. Sucedió en enero, cuando el técnico apostó durante tres semanas por el congoleño Merveil Ndockyt, y más recientemente cuando Moreno trató de encontrarle un hueco a Leo Suárez en la orilla derecha del centro del campo. Su punto de partida lo estableció en Las Palmas. Especialmente motivado por actuar en casa, ese día no marcó, pero contribuyó a minar la moral de un rival con el agua hasta el cuello y aireó a un Mallorca que decidía levantar la voz. Un partido después, como Abdón, agujereó la portería del Zaragoza y repitió luego en el Nuevo Arcángel. Es el segundo máximo artillero del conjunto balear —amontona siete goles, su mejor marca en Segunda División— y uno de los futbolistas de referencia de la plantilla en estos momentos.

Uno de los que ha actuado como revulsivo desde su llegada es Juan Diego Molina, Stoichkov. Aunque la última función en Son Moix la acabó enrabietado por su falta de acierto en los metros finales, su acceso al terreno de juego suele resultar una descarga eléctrica para el rival de turno. Solo ha sido titular en cinco ocasiones y no llega a los 600 minutos acumulados, pero suma tres goles y uno de ellos, el que acabó de desconectar al Nàstic en diciembre, fue incorporándose al tren del partido en marcha.

En esa lista, los mejores números como agitador los presenta Àlex López. Sin minutos y fuera de las convocatorias desde principios de marzo, el de Calafell ha anotado tres de los cuatro goles que lleva como suplente. Algunos tan crucial como el que derritió al Cádiz en la primera vuelta.