Carreras se despide como entrenador del Mallorca. | Joan Torres

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Con el rostro erguido y prácticamente en la intimidad, Lluís Carreras abrió la puerta de salida de Son Moix con la intención de volver a cruzarla algún en la dirección opuesta. Flanqueado por sus dos colaboradores directos, Sergio Dorado y Roberto Bonano, y sin el abrigo institucional que lucía hace menos de tres meses en su presentación -solo le acompañó el gerente del club, Juan Barrios-, el entrenador catalán abrochó su ciclo alejándose de los reproches y sin alzar demasiado el volumen de su alegato, aunque también enviando un último mensaje de auxilio y redondeando un diagnóstico particular. «Este club necesita tranquilidad», afirmaba pensando en el consejo. «Y el vestuario está tocado. Los jugadores necesitan ayuda y que alguien les transmita confianza», añadía mirando esta vez a la plantilla. Mientras tanto, a su espalda, la entidad de la que partía seguía en llamas.

DESPEDIDA

«Tenemos una espina clavada y buscaremos otra oportunidad»

Carreras bajaba la persiana lamentando no haber alcanzado esas metas que tanto él como el propio Mallorca habían levantado con su fichaje. «Estoy mal porque es una situación que no había vivido, inesperada pero lógica en el mundo del fútbol cuando no ganas partidos. Me subí a un tren marcha con la intención de mejorar la situación y no lo he conseguido», relataba en su tono habitual. «Somos responsables de lo que ha sucedido en estos doce partidos y no hemos sido capaces de reconducir la situación. Tenemos una espina clavada con este club y queremos una segunda oportunidad, pero eso nos lo tenemos que ganar trabajando en otros equipos». Cuestionado acerca de los rasgos del Mallorca actual y sus paralelismos con el que conoció durante su etapa como jugador, el técnico tampoco era partidario de levantar polvo. «Es muy diferente al que conocía, pero ya lo he dicho. No me gustaría hablar de la entidad ni de los problemas de la planta noble». Ni siquiera incidió en la falta de representación institucional de su despedida: «Es la soledad del entrenador. He tenido la suerte de sentirme respaldado y he tenido personas en el club que me han apoyado».

ERRORES

«Volvería a tomar las mismas decisiones que he tomado»

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El hasta ayer entrenador del Mallorca no se arrepiente de nada. Ni de haber aceptado en su día la oferta del club ni de lo que ha hecho durante su estancia en el banquillo rojinegro. «Volvería a hacer lo mismo. Volvería a venir y volvería a tomar las decisiones que he tomado. No han sido mis decisiones las que me han penalizado, sino los resultados. Creía que podíamos hacer algo grande, pero un discurso queda vacío cuando no ganas. Se reduce todo a ganar o no hacerlo», sentenciaba.

PLANTILLA

«Me he sentido apoyado, aunque ha sido todo muy rápido»

El preparador de Sant Pol también pasó por su lupa a la plantilla. «Hemos demostrado que se nos ha hecho un poco grande el hecho de pensar que había una plantilla para subir a Primera. Los resultados demuestran que no. Tampoco sé si hemos tenido las manos adecuadas para hacerlos funcionar. No quiero culparlos ni exculparlos, porque solo puedo hablar de los partidos que los he dirigido y del tiempo que he convivido con ellos». Tampoco advirtió ninguna grieta entre su equipo de trabajo y los futbolistas. «Me he sentido apoyado. Sí que es cierto que ha faltado tiempo para tener feeling con ciertos jugadores, pero todo ha sido muy rápido». El técnico también aseguró que había visto a los futbolistas «tocados y atolondrados» por los constantes cambios.

MOVIMIENTOS

«Hace falta sentido común y más sentimiento hacia el club»

Carreras sí reclamó algo más de compromiso en determinados ámbitos, especialmente en el institucional. «Es difícil aconsejar aunque hemos podido vivir cosas inimaginables. Este club necesita normalidad. En el día a día, a la hora de agilizar un documento, de estar con los trabajadores. Y cuando la gente que manda sea consciente de lo que hay y se dejen de intereses personales se logrará», explicaba. Con respecto a los continuas permutas en el banco, señalaba que «no es normal» y que «hay que replantearse ciertas cosas». «¿Olaizola? No lo conozco como técnico pero hace falta ganar venga quien venga. Seguimos dependiendo de nosotros».