Ximo Navarro avanza con el balón ante la mirada de Miguel Palanca. | Jaume Morey

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En unas fechas señaladas para mirar hacia arriba, se acicala el Mallorca para intentar conservar el equilibrio y mantener la guardia en alto. Asediado por unos números en descomposición y víctima de una crisis a gran escala, el conjunto bermellón necesita curar esta tarde en Soria sus heridas más contaminadas. De lo contrario, seguramente pasará la semana que viene encerrado en los calabozos de la clasificación, con todo lo que eso supone. Además, se cruza el grupo isleño con otro enemigo en potencia que también lleva un tiempo atrapado en el lodo, lo que va a conferirle al encuentro un inquietante aspecto de final en el que, por supuesto, está totalmente prohibido fallar (Los Pajaritos, 18.15 horas).

Se le amontonan las obligaciones al Mallorca, que ni en el peor de sus sueños hubiera imaginado verse metido en un lío como el actual a falta de 450 minutos para la clausura del campeonato. Sin embargo, su fútbol, que en toda la temporada no ha alcanzado el punto de cocción adecuado, se ha ido empobreciendo con el paso de las jornadas y ha llegado en las últimas semanas a la oscuridad absoluta. Es cierto que ante el Eibar, en su representación más reciente, el equipo mejoró su actitud o que mereció algo más. Pero también que su propia inconsistencia se lo lleva todo por delante. Con la portería entreabierta, la defensa descosida, la sala de máquinas encharcada y el ataque amputado, Lluís Carreras tendrá que improvisar un cambio de dirección en el campo del Numancia, un escenario propicio que en temporadas anteriores ya le ha servido como plataforma de despegue.

Buenas vibraciones

Tras casi una semana de digestión de la quinta derrota consecutiva, el técnico mallorquinista ha llenado la mochila de confianza y asegura que tiene «buenas sensaciones» de cara al partido. Ha apreciado cierta mejoría el jefe del vestuario, que está convencido de que sus jugadores no regresarán esta vez de vacío. Entre otras cosas, porque eso podría suponer el batacazo definitivo.

Pese a las buenas vibraciones de Carreras, el Mallorca acude a la conquista de Soria con bajas notables en sus filas. La más importante de todas es la de Gerard Moreno, que se perderá el desenlace de la carrera por un problema de menisco. Sin el artificiero principal sobre la arena, tendrán que arremangarse Alfaro, Hemed o Geijo, cuyos balances siguen siendo negativos. Junto al atacante cedido por el Villarreal descansarán tres de las cuatro incorporaciones invernales: Generelo, también con molestias, Cadamuro y Razza. Miguel García completa la lista de descartes, mientras que Nunes, que en las últimas siete jornadas solo había formado parte de una convocatoria, representa una de las grandes novedades. Hoy más que nunca, la vida del Mallorca está en juego.