Michael Blum, a la derecha de la imagen junto al también apoderado Tolo Martorell, apenas ha permanecido dos meses y una semana en el cargo. Hastiado de la situación de descontrol de la entidad isleña, ha optado por presentar su dimisión ante la falta de apoyo de algunos consejeros. | Joan Torres

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La crisis del Real Mallorca se recrudece. El pacto de mínimo alcanzado a mediados del pasado mes de enero entre Llorenç Serra Ferrer y Utz Claassen quedó ayer en papel mojado con la dimisión de Michael Blum como apoderado de la entidad balear, una decisión argumentada en ocho puntos por las «dificultades» que ha encontrado para desempeñar su trabajo y que deja al club balear sumido en una situación de bloque total. Y es que para tomar cualquier decisión es imprescindible la firma de los dos apoderados. Sin Blum, Tolo Martorell no tiene ningún poder ejecutivo. El próximo martes, en la reunión del consejo de administración, es probable que se deban elegir a otros apoderados apenas dos meses y una semana después...


Michael Blum, que sigue en el cargo de director general «mientras tengo la confianza de la mayoría del consejo» -el martes podría ser destituido-, comunicó su decisión en la tarde de ayer en una carta remitida a los miembros del órgano de gobierno de la SAD balear y con ocho puntos.
En dicha misiva, asegura que el Consejo no toma «las decisiones necesarias para garantizar un buen futuro de la entidad». Asimismo, afirma no haber recibido ninguna ayuda por parte de algunos de los consejeros para desempeñar el cargo «de la mejor manera para el club».

Trabas

De hecho, asegura Blum haber recibido «claras señales» de trabas y dificultades en su función como el hecho de que Serra Ferrer haya convocado un consejo para tratar de frenar la due diligence. «Esto ha ocurrido en la contratación de un nuevo cuerpo técnico, en la ejecución de un despido y en la contratación y ejecución de la auditoría, entre otros».
Recuerda Blum que por su especial situación, el Consejo de Administración no toma las decisiones necesarias para garantizar el buen futuro de la entidad, o bien las toma «con mucha tardanza». «Esto pone a los apoderados en situación de tener que tomar decisiones sin contar con el previo acuerdo del Consejo’, algo que, subraya, podría conllevar para él responsabilidades de tipo civil y penal.

Inaceptable

Para el director general es «inaceptable» estampar su firma sin conocer el estado de liquidez del club, «máxime cuando la previsión existente señala una posible tesorería negativa a partir del mes de mayo».

El exapoderado del Real Mallorca recuerda que en el consejo de administración del pasado 20 de febrero «citamos a Cerdà y Durán para que facilitaran esos datos que permitieran disipar dudas respecto al estado de tesorería del club. Hasta la fecha el señor Cerdà no me ha dado esa información», incide Blum en su misiva.

También manifiesta que hasta la fecha ha sido «imposible» suscribir una póliza D&O (seguro de ejecutivos y directivos) para «cubrir posibles responsabilidades por mi función en el ejercicio de mi cargo».
Blum deja su cargo al considerar que la compleja situación accionarial y económica de la entidad le obliga a correr un riesgo de asunción de responsabiloidades legales «por situaciones heredadas de gestores anteriores, o creadas por decisiones de los socios que tienen mayoría en el Consejo de Administración, que a mí me corresponde ejecutar».
Con este nuevo volantazo, la crisis del Real Mallorca ofrece ahora una nueva perspectiva, un capítulo que el próximo martes volverá a redactar otro guión. Habrá que ver cómo se desarrollan los acontecimientos la próxima semana.