La afición estalló el pasado domingo tras una nueva derrota del Mallorca. | Carlos Román

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El presidente del Real Mallorca, Gabriel Cerdà, ha emitido un comunicado en el que anuncia la retirada "inmediata" de la denuncia interpuesta contra algunos de los asistentes a Son Moix el pasado domingo.

En su misiva, Cerdá ha pedido disculpas por "crear aún mayor malestar entre los mallorquinistas", asegurando que no fue su intención "crear mayor crispación". El presidente de la entidad asegura que siguió los consejos de las instituciones "que velan por la seguridad en los estadios para intentar paliar una situación que estaba sobrepasando los límites de la libertad de expresión y que incluso podían acarrear sanciones económicas para el Club".

Cerdá hace referencia así a la pitada recibida el pasado domingo cuando, tras la afición estalló tras la novena derrota del campeonato, increpando a la directiva y los jugadores.

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A este respecto, Cerdá asegura que "agradecería que se tuviera en consideración que las amenazas de muerte y de violencia de género sobre la familia de uno son difíciles de sobrellevar y que en este caso me hicieron tomar una decisión en caliente que ha sido equivocada". Así, el presidente del Real Mallorca asegura que tendría que haber optado por el diálgo directo porque las protestas, simplemente, "estuvieron motivadas por un gran descontento".

El presidente del Mallorca está desempeñando el cargo de manera testimonial, ya que no cuenta con el apoyo de los dos máximos accionistas, Lorenzo Serra Ferrer y Utz Claassen, quienes no pueden prescindir de él porque el primero firmó un pacto de sindicación de acciones que le impiden apoyar la destitución de Cerdá, salvo que a cambio, le indemnice con una elevada suma de dinero.

Grupos de aficionados mallorquinistas, especialmente los de la «Grada Jove», se han caracterizado en los últimos meses por sus protestas y cánticos en los partidos en Son Moix contrarios a la continuidad de Gabriel Cerdà al frente de la institución.