Ximo y Víctor pelean por el balón ante Navarro en el partido de Liga del pasado mes de octubre. | José Sanchís

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El Mallorca vuelve a agarrarse a la Copa con la intención de apagar sus males. Aturdida, enferma y cabeza abajo en el campeonato de Liga, la escuadra de Joaquín Caparrós se asoma a los octavos de final del torneo con el cuerpo amoratado debido a los golpes que recibe dentro y fuera del campo. Enfrente tendrá el conjunto balear a un Sevilla en decadencia que, en cualquier caso, ya ha escarbado en las miserias rojillas durante estos casi tres meses de travesía por las catacumbas del fútbol español. Y si una victoria supondría el bálsamo idóneo que rebajaría un par de grados la temperatura del ambiente, otra derrota podría podría desencadenar las primeras protestas serias por parte de la grada (Iberostar Estadi, Canal + Liga y GolT, 20.00 horas).

La Copa vuelve a saludar al Mallorca en el peor momento posible. El incendio que se declaró en el vestuario tras el desastre del Ciutat de València todavía no se ha extinguido y con el Athletic a la vuelta de la esquina, resulta complejo averiguar la importancia que van a darle Caparrós y sus jugadores al primer asalto de la confrontación.

La hora de sumar

A pesar de que la crisis presenta ya un tamaño industrial, los futbolistas reconocen en público y en privado que han depositado una montaña de ilusión en el torneo y que no van a arrojarlo al contenedor por profundo que parezca el bache. Otra cosa será lo que decida después el técnico, a quien empieza a pesarle la presión de acumular doce partidos oficiales sin redactar una sola victoria. El técnico bermellón está obligado a definir sus prioridades o a imprimirle al equipo ese carácter del que ahora mismo carece. Como él bien recordaba el otro día en una acalorada rueda de prensa, le toca «sumar» en lugar de seguir restando.

Caparrós, que ha programado un último entrenamiento para esta mañana, no marcará las coordenadas a seguir hasta que finalice la sesión. No obstante y teniendo en cuenta la situación del Mallorca y la necesidad de actualizar sus números en la Liga, es bastante probable que le aplique una batería de cambios al once. Sobre todo ahora que administra efectivos de sobra para darle un nuevo color al equipo sin castigar más de la cuenta a las principales columnas del vestuario.

El Sevilla, por su parte, también camina muy por debajo de la línea de las competiciones europeas y puede que intente aferrarse a esa vía a través de la puerta que abre la Copa del Rey. Con Míchel en el centro de la diana, afronta la confrontación como otro escaparate en el que observar su evolución antes de adentrarse en el parón navideño y hacer balance. Para ello, el técnico hispalense recupera a Andrés Palop y al brasileño Alex Mendonça, Cicinho , ausente en las últimas convocatorias por un acto de indisciplina.