MIchael Laudrup, junto a Miquel Angel Nadal, durante el entrenamiento de ayer. | Monserrat

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Todo estaba preparado para taponar la hemorragia. Para cerrar la brecha abierta en el mallorquinismo desde el pasado viernes. Pero, a la hora de la verdad, todo quedó reducido a fuegos de artificio. A papel mojado. La vida sigue igual que antes de la rueda de prensa. La fractura entre el máximo accionista y el entrenador continúa abierta, aunque Michael Laudrup sigue... de momento.

Por un lado, el míster dirigió a la plantilla como si no hubiera sucedido nada. Por el otro, Llorenç Serra Ferrer esquivó al entrenador y no asistió a la cumbre que el técnico danés mantuvo por la noche con el presidente Jaume Cladera, el director general Pedro Terrasa y el abogado Miquel Coca.

Las partes se reunieron durante una hora con la intención de apagar los últimos rescoldos del incendio. Intercambiar impresiones sobre un caso que ha alterado las pulsaciones del mallorquinismo.

No obstante, la ausencia de Serra Ferrer -abandonó Son Moix antes de que llegara Laudrup- evidencia que hay un antes y un después del '2-S' en las relaciones entre el vicepresidente deportivo y el preparador escandinavo. Las distancias entre ambos son abismales y la relación, hoy por hoy, irreconducible.

A las seis de la tarde, Laudrup se vistió de corto. Salió al césped de Son Bibiloni, tras reunirse con los tres capitanes (Nunes, Ramis y Pep Martí) y les dejó claro a sus jugadores que no piensa arrojar la toalla porque «me debo a vosotros». Y es que el danés mantiene un compromiso con sus colabores, con el vestuario y con la propia entidad -Serra Ferrer al margen- que le mantiene con fuerza para continuar en el cargo. Es evidente que la relación con el accionista mayoritario no será como antes de sus declaraciones, aunque tampoco es que el vicepresidente deportivo y el entrenador formaran un matrimonio idílico.


Apoyo del vestuario
Después de la sesión preparatoria, Emilio Nsue se presentó ante los medios de comunicación para dar su versión de los hechos. El futbolista también mostró su apoyo al entrenador y apostó porque ambas partes sellen la paz: «El míster nos ha recalcado algo que ya teníamos claro, que sus palabras del otro día no tenian nada que ver con el grupos, que él confía en nosotros plenamente, al igual que nosotros confiamos en él. Él quería un delantero pero no tiene nada que ver con el grupo, nosotros estamos tranquilos preparando el partido», señaló Nsue.


Mientras el jugador realizaba estas declaraciones, Serra Ferrer abandonaba Son Moix. Pese a que había previsto una reunión entre la cúpula, incluido él, y el entrenador, el vicepresidente deportivo optó por marcar las distancias, esquivar al técnico e irse a casa.


El terremoto Laudrup ha ocultado el escándalo Ogunjimi. Aunque estaba previsto que la FIFA tomara una decisión en la jornada de ayer, el máximo organismo no se pronunció y el destino del internacional belga es una incógnita.