Laudrup y los jugadores analizaron ayer la delicada situación del Mallorca. | Monserrat

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Hace apenas tres semanas, el entorno del Mallorca desprendía euforia. Incluso el timón del objetivo parecía apuntar a la zona noble de la clasificación. Eran días de vino y rosas. Ahora, con las refriegas de los últimos fracasos todavía marcadas en el rostro y el fantasma del descenso por el retrovisor, el mallorquinismo se conjura para zanjar de una vez por todas la salvación y respirar a pleno pulmón.

Para abrir la semana más importante del curso, Laudrup y su plantilla se citaron cara a cara antes del entrenamiento de ayer, para invertir la dinámica en el tramo final del campeonato y amarrar la permanencia lo antes posible. El duelo del próximo domingo ante el Getafe, a las 17.00 horas, se antoja como la primera final.

El técnico se dirigió a los jugadores en un tono conciliador pero directo y solicitó al vestuario una mejora en las prestaciones para hacer frente al tramo final del curso, en el que se juega el principal patrimonio de la entidad. No fue un monólogo del míster . Ni mucho menos.

También los jugadores analizaron en voz alta la peligrosa rutina que ha provocado el estado de alerta, cuando todo parecía preparado la fiesta. El capitán José Carlos Nunes y Rubén intervinieron en el gabinete de crisis. De hecho, el gallego fue el primero en tomar la palabra. Después, el portugués se puso el primero en la lista de sospechosos . Hablaron con claridad. Sin atajos. «Eso de que estábamos salvados, nada de nada. Hay que ganar al menos un partido y ahora solo debemos pensar en el Getafe», se escuchó en la charla.

«Todos tenemos que espabilar. Estar concienciados de lo que nos jugamos en estas jornadas», se sinceraron algunos futbolistas.

Entrenador y jugadores acabaron la reunión satisfechos, tomando conciencia y con un propósito de enmienda para revertir la actual situación.

El preparador danés les encomendó la tarea de mejorar el aspecto del equipo, deteriorado tras las últimas jornadas, y acabó con sensaciones positivas porque vio receptivo al vestuario, que ahora tiene en su mano cambiar el rumbo de la nave para lograr invertir la dinámica perdedora del equipo.

Laudrup se ha visto obligado a recurrir a un discurso mucho más agresivo y a mirar a los ojos a la caseta en distintas reuniones, y ahora es el grupo el que debe reaccionar el domingo en el exigente encuentro ante el Getafe.

Si el grupo bermellón amarra el triunfo, alcanzará los 42 puntos, una cifra que no siempre garantiza la salvación. Por ejemplo, el Betis, en dos ocasiones (1999-00/08-09) y el Zaragoza (07-08) descendieron con esa cantidad. Oviedo (00-01) y Valladolid (03-04) se marcharon a Segunda con 41 y Las Palmas (01-02) con 40...