Los jugadores del Real Mallorca se dirigen al colegiado Turienzo Alvarez tras el penalti señalado por éste por manos de Webó. | Efe

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Tres derrotas consecutivas, siete goles recibidos en las tres últimas tardes y la sensación de haber desperdiciado en un diciembre negro, cero de nueve puntos, el generoso botín capturado el mes anterior, cuando atrapó diez de los quince puntos posibles.

En apenas quince días, el Mallorca ha perdido el norte. De salir a hombros del Pizjuán y encadenar dos triunfos seguidos a abandonar El Madrigal desprendiendo un preocupante aroma a crisis. Desde el final de la primera vuelta de hace dos campañas, en enero de 2009, el grupo isleño no firmaba una racha tan pésima en el torneo de la regularidad.

En aquella ocasión, perdió ante Barça (3-1, en el Nou Camp), Real Madrid (0-3 en Son Moix) y Villarreal (2-0). Actualmente, las derrotas ante Getafe (3-0), Racing (0-1) y Villarreal (3-1) han empujado al equipo isleño a la primera gran crisis del proyecto liderado por Serra Ferrer en los despachos y Michael Laudrup en el banquillo.

Varias son las causas que han provocado la aparición de esas primeras grietas. El Mallorca pasea una indolencia absoluta. Una falta de agresividad alarmante que resultó casi insultante en el tramo final del partido disputado en Getafe y el pasado sábado en El Madrigal. En el vestuario hay más tipos imaginativos que musculosos y, salvo la exhibición de coraje de Sevilla, el bloque balear ha paseado una apatía alarmante. Al primer bofetón, baja los brazos.

En este último mes, la explosividad, la bocanada de aire fresco que supuso la irrupción de los jóvenes De Guzman, Nsue y Pereira en el arranque del torneo, brilla por su ausencia. El canadiense-holandés ha desaparecido en los últimos duelos -a pesar del golazo anotado en Villarreal- y el bloque está acusando el escaso protagonismo de Jonathan en las citas precedentes.

También preocupa el bajón de Michael Pereira. El francés llegó a encadenar tres goles en cuatro partidos, apoderándose de la titularidad por méritos propios, pero desde aquel duelo de Sevilla, también se ha evaporado. Apenas entra en juego y cuando lo hace no transmite el peligro ni la magia que exponía durante el primer tercio de campeonato.

Otro de los futbolistas que más peso específico ha perdido en estas últimas semanas es Emilio Nsue. De hecho, el mallorquín, que había sido titular en las once primeras jornadas, ha perdido su plaza en el once y sus actuaciones saliendo desde el banquillo, tampoco han aportado demasiado.

Los dardos de la crítica también han apuntado a los laterales. Pau Cendrós, que en las últimas semanas se ha apoderado de la titularidad en detrimento del brasileño Ratinho, ha encadenado algunos errores consecutivos que le han empujado directamente a la censura. Los datos, además, tampoco le favorecen. Seis de las siete derrotas del Mallorca han llegado con el lateral isleño en el once. Con Edson Ramos en el equipo inicial, sólo ha perdido un partido, ante el Espanyol en Son Moix.
Capítulo aparte merece Gonzalo Castro. El Chori se encuentra desaparecido, bajo mínimos y además parece estar desaparecido. El club espera ofertas y su venta se considera imprescindible para mejorar la salud económica de la SAD balear.