El delantero del Espanyol Luis García y el defensa argentino del RCD Mallorca Nicolás Pareja (i) pugnan por un balón durante el partido correspondiente a la vigésimo séptima jornada de liga en primera división disputado esta tarde en el estadio Lluís Companys de Barcelona. EFE/Alberto Estévez

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Primera División | Jornada 7 | 17/10/2010 17:00 | Final

De vuelta a la rutina del campeonato, el Mallorca busca continuidad. En su actitud y en sus dígitos. Después de restañar sus heridas como forastero con una exhibición de garra sobre la arena del Camp Nou, la formación isleña regresa este fin de semana a su verdadero campo de batalla. Y lo hace, además, con uno de esos encuentros que parecen diseñados para coger altura. Llega a Son Moix (domingo, 17.00 horas) el Espanyol, un enemigo potencial en la recta de meta de la Liga que tiende a desintegrarse a su contacto con la Isla. Si a eso se le une que los baleares se sienten especialmente cómodos en su morada y que los banquiazules sólo han atrapado una victoria lejos de Cornellà en los últimos trece meses, todo parece encaminado hacia una alegría bermellona. Sin embargo, nadie en el vestuario se fía de las estadísticas y el grupo prefiere seguir apretando los dientes ante la visita perica .

Accesible

Con los datos en la mano, el Espanyol es un adversario accesible. Y para comprobarlo, basta con echarle un vistazo a los cifras que ha ido amontonando durante sus visitas a la capital balear. La última vez que levantó los brazos para festejar un éxito en Palma fue hace una década (temporada 1999-00). A partir de ahí, ha tenido que conformarse con dos simples empates. Ni siquiera Rául Tamudo (hoy en la Real Sociedad), una de las principales bestias negras del Mallorca, pudo evitar una sangría que todavía no se ha detenido. De hecho, el club catalán es, junto al Getafe, el Almería y el Hércules, el único conjunto de Primera que no ha logrado ningún triunfo en el Camí dels Reis durante los diez últimos años.

Para el Espanyol, sin embargo, existe otra marca aún más demoledora. Los catalanes llevan más de un año con una única victoria a domicilio en la mochila. Desde septiembre de 2009 el cuadro periquito únicamente ha impuesto sus credenciales en Almería (25 de abril de este año, 0-1, gol de Luis García) y en las tres salidas que ha completado hasta el momento en el torneo doméstico (Villarreal, Madrid y Real Sociedad) siempre ha vuelto de vacío.

En esa dirección, Pochettino subrayó ayer su deseo de acabar con esa negativa dinámica que persigue a sus jugadores. «Me gustaría jugar todos los partidos en casa viendo lo bien que nos va, pero queremos romper el gafe que parece que tenemos ahí», destacaba el técnico argentino. Y no es para menos. En trece meses y veintiuna actuaciones su equipo su balance es de una victoria, cinco empates y quince derrotas.

Fortaleza

El Mallorca, en cambio, ha conseguido levantar una fortaleza en su propio campo. La temporada pasada hizo del Iberostar Estadi su mejor plataforma de lanzamiento (llegó a encadenar diez victorias consecutivas) y no hincó la rodilla como local hasta el pasado 20 de febrero, coincidiendo con la visita del Sevilla (1-3). El cuadro hispalense es, precisamente, uno de los tres únicos clubes que se llevaron un botín de Son Moix. Los otros dos fueron el Barcelona, que redujo a la escuadra que dirigía Manzano con una diana de Zlatan Ibrahimovic (0-1), y el Real Madrid, que se apoyó en la pegada de Cristiano Ronaldo para mantenerse vivo en la pelea por el título de Liga (1-4).