Los jugadores del Real Mallorca volvieron a lucir la camiseta reivindicativa, ayer, en el tercer ensayo en Holanda ante el Vitesse.

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El Mallorca aprovechó su desplazamiento a Arnhem para extender su magnífica serie de resultados de la pretemporada y seguir llenando el depósito de combustible. El conjunto dirigido por Michael Laudrup, que volvía a evaluar su estado de forma ante un conjunto de la máxima categoría holandesa, acabó imponiendo sus argumentos en dos acciones aisladas y acreditó que, aunque todavía necesita tiempo para seguir engrasando la maquinaria, está capacitado para ilusionar a una afición que se niega a despedirse de Europa (1-2).

Fue la función más floja que ha representado hasta el momento el Mallorca en tierras holandesas. Técnicos y futbolistas lo achacaron después a que el estado del césped, lento y seco, impedía cualquier tipo de maniobra mínimamente vistosa. Eso propició que el partido se fuera afeando a medida que avanzaba y que el equipo mostrara su cara más gris, ayudado también por el mejor estado físico del Vitesse, mucho más avanzado en su preparación.

La batalla se inició en los alrededores de Lux. El Mallorca se presentó encogido y el Vitesse se fue en busca del gol sin demasiadas contemplaciones. Primero lo intentó por el flanco derecho, donde Josemi flaqueaba y después repartiendo la acción hacia otras zonas. Mientras tanto, los baleares perseguían alguna opción a la contra. Apoyados en un once radicalmente opuesto al del domingo en Rotterdam, los rojillos aprendían a sufrir y sólo se estiraban cuando el rival se lo permitía.

El encuentro se animó a los veinte minutos. El árbitro apreció una mano de Ayoze en el área isleña y Pluim, el especialista del conjunto de Arnhem, no perdonó.

El Mallorca se movía a merced del cuadro holandés, pero el gol le activó los sentidos y quiso darle otro color a su juego. En una de sus tentativas, Emilio Nsue forzó el segundo penalti de la tarde y él mismo reclamó el lanzamiento, aunque como le sucedió a Víctor en Zwolle, se lo detuvo el guardameta holandés. Segundo penalti del verano, segundo error.

Afortunadamente, Michael Pereira, que era seguido desde las gradas por emisarios del West Bromwich Albion, solventó el fallo con una estupenda volea desde la frontal que acabó agujereando la puerta de Velthuizen para sellar el empate y serenarlo todo. Después, Enrich casi firma el segundo, aunque se quedó a medias.

La segunda parte no ayudó a que el escenario variase. Uno y otro entrenador rotaron el banco a la espera de buenas noticias, pero el encuentro parecía acabado. Ni uno ni otro conseguían acercarse con peligro a la meta contraria y el duelo en una dinámica especialmente monótona. Sólo las ganas de Pereira, enorme de nuevo, le dieron aire al combate. El tedio sólo se quebró en el epílogo. El Mallorca arañó una falta en la media luna del área y Josemi destapó su faceta como lanzador con un tiro raso que abrochó el triunfo. Ahora el equipo seguirá trabajando en Ermelo hasta el viernes, cuando se mida Herenveen.