Marcus Cooper Walz posa junto a un vehículo de Roig, patrocinador fiel del palista mallorquín. | Fernando Fernández

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Superado un largo y complejo proceso selectivo, Marcus Cooper Walz ya focaliza todas sus miradas en los Juegos Olímpicos de Tokio. Junto a Saúl Craviotto, Carlos Arévalo y Rodrigo Germade, el palista del Real Club Náutico de Portopetro tiene la misión de mantener o mejorar las presencias en el podio de esta potente embarcación dentro de los Campeonatos del Mundo, con tres subcampeonatos (2017, 2018 y 2019) y un título europeo (2018) a sus espaldas.

Unos días en casa -antes de un stage en Portugal- han sido la mejor fórmula para Walz a la hora de cargar pilas antes de regresar a Trasona para ponerse a las órdenes del seleccionador, Miguel García, y «pegar el último acelerón a un ciclo que se ha hecho largo. Pero con la plaza asegurada, la ilusión se multiplica exponencialmente», confiesa el piragüista, quien tras lograr su billete olímpico confiesa haberse «quitado una mochila... Pero ahora me pongo otra, la de Tokio. Una mochila llena de ilusión, y a la vez de responsabilidad, pues queremos poner la rúbrica a un ciclo excepcional de la mejor manera posible». Y esa forma no es otra que pisando el podio en Tokio, con el peldaño más alto en su punto de mira. «El objetivo es hacerlo bien, aspirar a lo máximo y mantenernos en el podio. Sabemos que el nivel va a ser altísimo y muchos van a estar pendientes de nosotros», proseguía el balear, quien tiene claro que la presión «existe y la tenemos», pero «no nos afecta. Es más la que nos ponemos nosotros que la que nos llega desde el exterior. Sabemos que podemos ganar y queremos hacerlo», advierte ambicioso Marcus, quien no se cansa de recibir felicitaciones de amigos, vecinos y aficionados que le reconocen.

Exigencia

La pandemia ha hecho «mucho más largo este camino», pero los buenos resultados a lo largo del ciclo han servido de estímulo al K4 500, un equipo que «ha funcionado» y quiere aprovechar la oportunidad de Tokio.

«Ahora, con el equipo ya definido, estamos más tranquilos y podemos centrarnos en el objetivo final. Nos podemos preocupar al 100% en los Juegos», añade Walz, que junto a sus compañeros se probará en mayo en la Copa del Mundo de Szeged (Hungría).

De la pista olímpica destaca su conocimiento tras participar en el Test Event de 2019, y recuerda Marcus que «el agua salada marca las diferencias. Yo la prefiero, me recuerda a mis inicios en Portopetro y es lo que más destaca. El calor, la humedad, las corrientes, el viento del mar... Hay muchos factores. Pero el objetivo es la medalla y dar lo mejor. El palmarés del K4 da para ser ambiciosos», finaliza.