Imagen de Tòfol Castanyer en su casa junto a sus hijas Xisca y Aina y su hijo Toni.

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La cuenta atrás para volver a correr se ha activado y Tòfol Castanyer podrá recuperar en breve los momentos de soledad en la montaña que tanto añora. Eso sí, durante su confinamiento ha disfrutado de pasar mucho tiempo con sus hijos Toni, Xisca y Aina. El deportista del Salomon Team ha visto cancelada el grueso de su temporada por la pandemia del coronavirus. En su palmarés brilla el título de campeón del curso 2009-10 la Copa del Mundo, donde también ha logrado dos podios.

—¿Cómo es su rutina diaria?
—Mi mujer trabaja y yo me dedico a los quehaceres diarios y de los niños: meriendas, tareas del cole, comidas, casa… Una vez coordinado esto, me centro en los entrenos que puedo hacer. Hago algo por la mañana y algo por la tarde, pero sin ninguna obsesión con la hora, ni la duración.

—¿Cómo es su entrenamiento?
—Yo lo definiría como mantenimiento pensado en un futuro incierto, porque se me ha anulado todo el calendario. Intento mantener la forma física con lo que se puede hacer en casa: ejercicios, bici, cinta… Y jugar con los niños.

—¿A qué hora se quita el pijama?
—Pronto, sigo con la rutina de levantarme pronto, para tener mi momento del desayuno tranquilo y responder a entrevistas incómodas como esta (risas).

—¿Qué es lo que no puede faltar en su nevera?
—Intento que siempre haya mucha fruta, si puede ser de proximidad, y leche de avena para hacerme porridge.

—¿Cómo hace la compra?
—Salgo unas dos veces a la semana pero intento que no sea a una gran superficie. Creo en el comercio local, de cercanía y confianza.

—¿A qué le dedica más horas?
—A pasarlo lo mejor posible con los niños. Nunca había tenido tanto tiempo para estar con ellos. Hacemos de todo: juegos, vídeos, cocinar, tareas...

—¿Qué videojuegos le entretienen?
—No tenemos consola ni nada similar en casa.

—¿Con qué compañero cree que podría pasar mejor la cuarentena?
—Como deportista individual y acostumbrado a correr y entrenar solo en la montaña, lo que añoro es precisamente ir a entrenar solo, en tirada larga por montaña, sin encontrarme a nadie ni hablar con nadie. Pagaría por eso. Ahora mismo necesito ser asocial.

—¿Qué compañero cree que lo puede llevar peor?
—Creo que todos los del Salomon Team tenemos la misma incertidumbre, aunque tal vez Eli y Oihana, que viven en pisos, deben echar más en falta poder salir.

—¿Ha mejorado con los fogones?
—¡Ostras, sí! Sigo siendo igual de malo, pero nunca había estado tantas horas cocinando y probando cosas con los críos. Creo que mi especialidad son los postres, aunque el otro día hice un pastel de patata que me sorprendió a mí mismo.

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—¿Ha visto muchas series?
—No miro casi nada la tele y creo que en la vida he visto alguna.

—¿Qué película ha visto estos días que aconsejaría?
—Lo mismo, pocas, algunas de los niños, pero de las que ponen en la tele. Creo que vimos la última de ‘Míster Bean’.

—¿Ha estado mirando fotos antiguas? ¿Cuál o cuáles le han traído los mejores recuerdos?
—He aprovechado para vaciar la memoria de todos los aparatos de la casa y han salido fotos muy chulas. Algunas las he colgado en redes recordando momentos deportivos especiales y ha sido chulo ver imágenes emotivas.

—¿Tiene mascota? ¿Cuántas veces la saca a pasear?
—No soy nada de animales porque creo que deben estar en su hábitat natural y no encerrados en casa. Me encanta encontrármelos animales en la montaña. En casa tenemos un conejo y dos tortugas.

—¿Qué es lo que peor lleva?
—No poder salir a correr varias horas por el monte solo. Pero no por entrenar (qué también), si no porque era el momento del día donde lo veía todo claro: planificaba la vida, dada forma a proyectos, ideas, objetivos...

—¿Qué ha notado que echa más en falta al no poder salir de casa?
—Ese momento de soledad entrenando es lo que más echo en falta, junto con volver a viajar para competir.

—¿Qué es lo primero que hará cuando acabe el confinamiento?
—Un megaentreno por las cimas que más añoro de la Serra de Tramuntana. Subir y bajar otra vez montañas.

—Del 1 al 10 ¿cómo está su estado de ánimo?
—Ahora mismo un 7 o un 8. Cuando tuvimos que cerrar las tiendas los primeros días fue el peor momento, con un 2 o un 3. Luego lo vas aceptando y adaptando, y ahora ya lo llevo mejor.

—¿Qué sacará de positivo de toda esta situación?
—Los humanos en general tendríamos que aprender mucho y rectificar de una vez, pero me temo que no va ser así. Yo, como mínimo, intentaré valorar más los pequeños detalles que hasta ahora no valoraba: abrazar, estar con mi madre...

—¿Le ha emocionado algo?
—Me ha emocionado la imagen de médicos o enfermeras despidiendo a gente que moría en las camas de los hospitales, ya que los familiares no podían entrar y despedirse personalmente de ellos… Creo que es un gesto impagable, en una situación durísima.

—¿Qué perspectivas tiene sobre el regreso al trabajo y la competición?
—A nivel laboral y como casi toda Mallorca, viviendo del turismo, veo una época incierta que me preocupa mucho. Creo que todos nos tendremos que reinventar y adaptar para sobrevivir.

—¿Cómo cree que debería terminar la temporada?
—Por ahora se me ha anulado gran parte del calendario previsto: Japón, Camí de Cavalls, Lavaredo, Ourea… Por tanto, no es un tema importante y cuando den permiso para competir nos readaptaremos.