El ciclista 'inquer' Joan Reinoso posa sobre su triciclo adaptado. | Teresa Ayuga

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La historia de Joan Reinoso Figuerola (Inca, 1991) va más allá de lo puramente deportivo. Su caso dio la vuelta al mundo, es un referente de superación en todos los aspectos. Y esa constancia le puede llevar a cumplir un sueño, algo que resultaría inimaginable para este joven inquer hace casi ocho años, cuando su vida cambió radicalmente. Aquel 6 de mayo de 2012, participaba como acompañante en superfície en una competición de pesca submarina. Súbitamente, una tormenta irrumpió sobre la Bahía de Pollença y, literalmente, un rayo cayó sobre Joan. La rápida intervención y un largo proceso de recuperación (28 días en coma en Son Espases, rehabilitación en Sant Joan de Déu y a título particular...) marcaron un camino que podría tener un final feliz en Tokio. Los Juegos Paralímpicos son el objetivo, el sueño que persigue Reinoso y que puede hacer realidad en unas semanas.

Pese a que fue en el agua su primer contacto tras su larga baja, nadando los 1’9 kilómetros del segmento de natación del Ironman 70.3 de Alcúdia de 2014, en el que formó equipo con su tío y Dani Salas, Joan eligó el ciclismo. «Nunca lo había practicado, pero tras nadar el Ironman tenía la necesidad de hacer deporte, moverme... Y me quedé con la bici», recuerda Reinoso, de 28 años y que entrena las órdenes de Toni Colom, además de contar con apoyos como la beca del Govern y el patrocinio de Viva Hotels y 3 Action. «Sin ellos, sería más difícil. Únicamente puedo tener palabras de agradecimiento», resalta Joan, quien cuenta con un potente entorno personal.

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Rueda sobre un triciclo especial al tener afectado el equilibrio tras aquel percance, «ya que el rayo me afectó a la parte del cerebro que lo gestiona». No fue fácil comenzar. Buscaron por Internet un eje trasero de garantías, «porque en España no había nada. Pero contactamos con una empresa alemana, me enviaron las piezas, las montamos en una bicicleta... Y a entrenar». Esa primera sensación dando pedales jamás la olvidará. «Cuando noté el aire... Fue muy fuerte, me enamoré. Era una sensación de libertad enorme. Quería hacer deporte por gusto, no para competir. Salía con mi tío a rodar y me animaron a probar... Y en 2015 fui a mi primera Copa de España», explica el deportista natural de Inca, que compite en la especialidad de ciclismo adaptado MT2. Enseguida, el seleccionador nacional (Félix García Casas) se fijó en su rendimiento y progresión, especialmente tras ganar los nacionales de línea y crono de 2015 y ser undécimo en su primera Copa del Mundo, en Bélgica. Desde ahí, su vida deportiva se ha focalizado en el ciclismo, hasta llegar a un 2020 decisivo e ilusionante. «Entreno a tope, a muerte porque quiero llegar al Mundial de Ostende (Bélgica, en principio en junio) y sacarme la espina del pasado año, cuando tuve problemas mecánicos y me salí en una curva cuando iba segundo, aunque acabé incluso sexto en la crono». Tiene claro que el Mundial «es la puerta de entrada para los Juegos de Tokio. Si hago un buen papel, podré tener mis opciones», añade Reinoso, que tiene previsto competir en línea y crono.

Ese ‘doblete’ aspira a poder completar en Tokio 2021. «Sería un sueño hecho realidad», asegura, asumiendo el cambio de fechas originado por la crisis de la COVID-19. Para conseguirlo, Joan ha mezclado «calidad y cantidad» en sus sesiones de entrenamiento, supervisadas por el exprofesional Toni Colom, compaginando bicicleta «con natación, pesas...». Con la premisa también de «disfrutar de cada entreno. Subir a Lluc, Santa Magdalena o a Formentor... Y me giro después y me digo a mí mismo: ‘¡Lo he conseguido con mis piernas!».

Sueña con Tokio 2021, algo que «es lo máximo, pero no me quiero obsesionar. Si no, pensaremos en París», admite Joan.