Marga Crespí, en una imagen de archivo. | Joan Torres

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Ni miles de kilómetros de distancia, ni años de independencia permiten a Marga Crespí dejar atrás los años de «maltrato psicológico» que sufrió en el entorno familiar por parte de su padre. Todo lo contrario. Instalada desde hace algo más de dos años en Las Vegas como integrante del aclamado show Le Reve en el hotel Wynn, la impotencia por los últimos acontecimientos que ha sufrido le han llevado a compartir su experiencia.

«Quiero ser la voz, la fuerza y el coraje que mi madre nunca tuvo», expresó a través de las redes sociales en el Día Internacional de la contra la violencia de género la medallista olímpica y campeona del Mundo y Europa. «Mi madre es demasiado buena y aún cree que podríamos arreglarlo, pero mi padre nos ha hecho un daño irreparable», reflexionaba este martes con dosis de liberación en su voz, pero también con preocupación, reivindicación y frustración en el mensaje que traslada.

Rutina

Horas antes, a través de Twitter, desvelaba el motivo por el que se decidió a contar la razón que le llevó a dejar Mallorca cuando aún no había cumplido los 16. «Mi rutina era: escuela, comer sola en un menú diario, entreno, casa. La situación era caótica en casa, en la que mi padre vivía con su tercera mujer. Después de amenazarme con quererme echar de casa, como ya lo hizo con mi madre y mi hermano, me ofrecieron ir a Barcelona para entrar en el equipo nacional. Me cogí a esa oportunidad, fuerte. Y no la dejé escapar. Encontré que bajo el agua podía desconectar», reveló.

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«Controlar, desvalorizar, chantaje, culpabilizar también es maltrato», sentenció en tres tuits tan contundentes como la claridad con la que relata la pesadilla que aún padece. «Siempre ha querido controlarnos el dinero, la vida y un montón de cosas, incluso tenía mis medallas y se negaba a dármelas», explica.

La relación con su padre es inexistente desde hace tiempo. «En su día le di las gracias porque lo que me hizo vivir me convirtió en una persona fuerte e hizo que me dedicara en cuerpo y alma al deporte para estar menos horas en casa», relata. No obstante, remarca que «no olvidaré que durante años impidió que mi madre me viera crecer bajo la amenaza de que nos llevaría a mí y a mi hermano a otro país; ella aún llora cuando lo recuerda». «Vivíamos una mentira porque éramos pequeños y nadie nos quería contar nada, pero mi padre le prohibía que nos viera o ir a los entrenamientos», revela.

Ser independiente en Estados Unidos no le aleja del radar y no es ni de cerca un alivio, sobre todo, por su madre . De hecho subraya que «nos sigue haciendo la vida imposible». No ha existido un solo detonante y sí la sucesión de muchos para que ahora dé un paso adelante y evidencie que «todavía nos quiere hacer daño y es muy frustrante, sobre todo, me duele por mi madre», manifiesta Marga Crespí.

Situación

«Aceptabas muchas situaciones para ver si estando feliz cambiaba la cosa. Aprendes a tragar y sobrevivir, pero quiero alzar la voz y buscar soluciones», subraya la que fuera campeona mundial y bicampeona de Europa. Nunca se llegaron ejercer acciones legales, pero tampoco se descartan aunque la máxima prioridad de Crespí es el bienestar de su madre y su hermano. Aunque su madre no pudo hablar en su día, confía en su hija al hacer público este valiente testimonio.