De izquierda a derecha, Domínguez, Martínez, Núria Llagostera, Silvia Soler, Muguruza, Laura Pous y Carla Suárez. | TONI ALBIR

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Las principales jugadoras españolas han anunciado su decisión de «romper relaciones a nivel personal y profesional» con el presidente de la Real Federación Española de Tenis (RFET), Jose Luis Escañuela, al estimar que ha incumplido los acuerdos que ambas partes firmaron hace dos años para asegurar el futuro de tenis femenino.

En una carta que han hecho pública este mediodía, las jugadoras Carla Suárez, Garbiñe Muruguruza, María José Martínez, Silvia Soler, Estrella Cabeza, Nuria Llagostera, Arantxa Parra, Lourdes Domínguez y Laura Pous, así como las exjugadoras Arantxa Sánchez Vicario y Conchita Martínez, expresan su «profunda decepción y desilusión» por la gestión que ha hecho Escañuela con el tenis femenino.

Cabe destacar que Sánchez Vicario es empleada de la federación en su condición de capitana del equipo español de Copa Federación, y que las únicas tenistas españolas de renombre actualmente en activo que no apoyan la misiva son Anabel Medina, Lara Arruabarrena y Tita Torró.

Siete de estas jugadoras escenificaron hoy ese malestar en una rueda de prensa celebrada en un restaurante barcelonés. «Hace dos años, las reuniones que mantuvimos con el presidente para expresarle nuestra preocupación por las situación del tenis femenino, acabaron con un acuerdo firmado en el Consejo Superior de Deportes (CSD). Pero de aquello que firmamos no se ha cumplido nada», ha denunciado la mallorquina Nuria Llagostera.

En aquel acuerdo, la federación española se comprometía a crear un Consejo Asesor del Tenis Femenino que debía impulsar un Plan de Tenis Femenino Nacional, con un presupuesto anual no inferior a los 200.000 euros.

Según las jugadoras firmantes, dicho Consejo se reunió dos veces en su fase de creación en abril de 2011 y ya no lo hizo nunca más, y del plan director que debía impulsar el tenis femenino no tienen noticia.

La cancelación de las dos últimas ediciones del Master Nacional Femenino, la suspensión del WTA de Marbella en 2012, la compra por parte de una empresa austríaca de los derechos del WTA Barcelona Ladies Open y la desaparición de 16 torneos ITF sin que, según las jugadoras, la federación haya hecho nada por impedirlo, han sido la gota que ha colmado el vaso.