Varios aficionados del Atlético de Madrid cantan en el aeropuerto de Madrid-Barajas a la espera de la salida del vuelo que les trasladará a Hamburgo donde esta noche los rojiblancos disputarán la final de la Liga Europa contra el Fulham inglés. | J.L. Pino

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Ni la nube volcánica ni el mayo más frío que se ha dado en Alemania en los últimos cien años han impedido que miles de seguidores del Atlético de Madrid tomen Hamburgo, guiados por el sueño de celebrar otra vez un título europeo tras un ayuno de décadas, el de la Liga Europa.

«Salimos a las cinco de la mañana y estamos cansados, pero eso no importa si es para ver ganar», dijo un hincha, ataviado con camiseta y bufanda rojiblanca, cuando acaba de llegar a Hamburgo desde Berlín adonde lo había llevado su vuelo.

Por el centro de la ciudad, ya al medio día no era posible caminar sin encontrarse por todas partes con camisetas y banderas del equipo colchonero.

La tienda de Nike en la ciudad ha aprovechado el hecho de haber metido a dos de sus equipos en la final y ha cambiado su decoración de acuerdo con la ocasión. Al entrar, se ven a la izquierda las camisetas del Atlético y la derecha las del Fulham.

Los aficionados van llegando a la estación de tren, procedentes de diversos aeropuertos, y recorren las calles que los llevan a la Plaza del Ayuntamiento donde termina armándose una pequeña fiesta improvisada.

Primero, grupos aislados cantan el himno del Atlético, empiezan a entonar el «Atleti, Atleti, Atlético de Madrid» y poco a poco las voces se van multiplicando hasta que todos corean el estribillo.

Si se mira bien, es posible también encontrar seguidores del Fulham en las calles. No son pocos pero resultan evidentemente menos visibles.

Las temperaturas no son propias de mayo, ni siquiera para lo que la gente está acostumbrada en un país frío como Alemania. El termómetro apenas supera los diez grados y el frío está nublado.

Sin embargo, la expectativa del partido parece quitarle el frío a muchos que incluso se sientan a beber algo en las terrazas de la ciudad o recorren las calles con camisetas de manga corta.

A Hamburgo, han llegado vestidos de rojo y blanco hinchas de todos los formatos imaginables. Pandas de amigos jóvenes que viajan en grupo, familias con niños y matrimonios de diversas edades.

Para el partido, se espera la asistencia de cerca de 51.000 espectadores. Los dos clubes han recibido cada uno 12.500 entradas pero es de pensar que los aficionados de los dos equipos también hicieron lo suyo para conseguir entradas adicionales en el mercado libre.

Se habla de que en el estadio podrá haber 20.000 seguidores del equipo colchonero. En las horas de la mañana hubo temores de que algunos no llegasen por la nube de ceniza pero la amenaza parece superada.

La ciudad ha entendido que la final la ha puesto en estado de excepción y ha abolido, sólo para esta noche, la prohibición de que los aviones aterricen y despeguen después de las once de la noche para hacer posible que muchos aficionados puedan volver a casa.

Entre las once de la noche y las seis de la mañana se espera que despeguen 75 aviones, con destino a Londres o a Madrid.

Lo que no ha cambiado es el horario de trenes por lo que quien no vaya a volar desde Hamburgo sino desde algún otro aeropuerto tendrá que pasar la noche en la ciudad hanseática