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Miguel Luengo|BARCELONA
La montaña de Montjuic y el Palau Sant Jordi de Barcelona continúan siendo un lugar mágico para el tenis español, que aquí ganó la primera de sus tres ensaladeras, y casi roza la cuarta ya tras vencer ayer Rafael Nadal y David Ferrer a los checos Tomas Berdych y Radek Stepanek, y situar el 2-0 en la final de la Copa Davis.

Nadal recuperó sus sensaciones sobre tierra para imponerse a Berdych por 7-5, 6-0 y 6-2, en dos horas y 28 minutos, mientras que Ferrer remató una jornada de gloria y euforia al superar a Radek Stepanek en un partido épico y de desgaste por 1-6, 2-6, 6-4, 6-4 y 8-6 en cuatro horas y 17 minutos, con lo que además cumplió también con uno de los objetivos trazados, agotar al número uno checo, que probablemente jugará los tres días si hace falta.

Como en la final de 2004 contra Estados Unidos en Sevilla, el equipo español terminó con un 2-0 que le sitúa más cerca de defender con éxito el título logrado el pasado año en Argentina. Nadal salió de nuevo a la pista donde hace nueve años portó la bandera española en aquella final, y la abandonó con galones de campeón. Ha ganado en esta ciudad el Conde de Godó cinco años seguidos y se siente cómodo, pero hoy empezó con nervios, como él mismo reconoció.

Rodillo
Berdych estuvo bien durante solo 40 minutos aplicando el martillo de su derecha, cruzada y en paralelo. Nadal sufría, porque aunque había roto de entrada, no encontraba la forma de sacar del centro de la pista al checo. Los cerca de 1.600 aficionados de este país celebraban con sus sonoros tambores las acciones de su jugador. Y Berdych tuvo su pálpito cuando dispuso de 5-4 y 0-30, situándose a solo dos puntos de ganar el primer parcial. Pero ahí fue donde despertó Rafa, que sacó adelante ese juego.

Nadal se soltó a tope. Su derecha, que tanto le falló en Londres, besaba ahora las líneas, desquiciaba a Berdych, que se desmoronó poco a poco hasta encajar doce juegos consecutivos. Al checo le faltó incluso físico para aguantar el ritmo frenético del zurdo de Manacor, imbatido en tierra en Davis, que se tomó un pequeño respiro y machacó su triunfo con una volea insuperable.

Pero para voleas, sublimes, las que Stepanek exhibió y con las que encendió a los aficionados checos para devolverles la esperanza perdida tras el contundente triunfo de Nadal. Con este juego, más propio de la hierba, el jugador de Karvina estuvo cerca de la victoria, pues destrozaba a Ferrer por dos sets a cero y 1-0 en el tercero, pero el de Jávea fue capaz de levantar un partido perdido. Una rotura en el primer juego fue un mal presagio. Y luego los nueve consecutivos que Stepanek logró de forma espectacular confirmaron la sospecha. El checo bordaba su actuación ante Ferrer.

Pero el valenciano salió de la ratonera donde se encontraba en el tercer parcial y a base de constancia fue minando a Stepanek con las dejadas. Stepanek sucumbió ante la fortaleza mental y física de Ferrer, que niveló la contienda a las tres horas y forzó el quinto set. Luego, acordándose de su victoria ante el estadounidense Andy Roddick en las semifinales del pasado año en Madrid, su único triunfo en cinco mangas en Copa Davis hasta ayer, Ferrer manejó la situación, superó un escalofriante punto de rotura en el octavo, cuando Stepanek se confió en exceso en un remate, para romper él en el decimotercero, ganar tres seguidos y lograr el éxito buscado.