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Gregorio Manzano vuelve a estar al límite. Con el Mallorca atrapado en el tiempo y sus problemas institucionales reproduciéndose casi a diario, el técnico reconoce que empieza a estar «desbordado». Aunque su equipo está firmando uno de los inicios más completos de los últimos tiempos, el terremoto que sacude a los despachos sigue monopolizando la actualidad rojilla y la situación, a ojos del entrenador, empieza a ser desquiciante. La falta de comunicación con la propiedad resulta más que evidente y el jienense, hastiado de tener que ejercer como portavoz de la entidad, ha recuperado sus viejos mensajes. «Todo esto me desborda», admite el preparador. «Este club necesita ya un poco de calma. Y sobre todo yo, aunque no lo creáis».

La última aparición del entrenador ante los medios, que en principio estaba destinada a abordar el encuentro del domingo ante el Racing, volvió a estar marcada por la crítica situación de la SAD. «Puedo decir poco del tema porque oficialmente no he hablado con nadie del club», comentaba Manzano. «Acabo de leer una serie de noticias, pero no puedo decir nada porque nadie se ha puesto en contacto conmigo ni me han comunicado nada al respecto. Sólo hay una forma de que esto no suceda y es que los responsables expliquen algo, a vosotros, a nuestros socios y a la sociedad mallorquina. No hay más. Para atajar los rumores alguien debe decir qué pasa, alguien competente y que tenga la fuerza que pueda tener el presidente o el propietario. Lo único cierto es que a 48 horas de un partido volvemos a entrar en una dinámica que no es positiva y que ya hemos vivido otras veces», insistía.

El técnico mallorquinista destacó que el tema económico, en lo que se refiere únicamente a la primera plantilla, no le preocupa demasiado porque a día de hoy sólo queda por solucionar el asunto de las primas de los últimos partidos. Sin embargo, reconoció que el club ha vuelto a equivocarse al provocar que el fútbol regrese a un segundo plano: «Es una falta de estrategia, pero no puedo hacer nada. Lo tendrían que valorar las personas que dan pie a que cuando los equipos compiten estemos hablando de otras cosas. Esto es una casa de fútbol, no es un banco, ni la Casa de la Moneda, ni la casa de los líos, aunque a veces lo parezca. Hay que saber cuidar esas cosas porque el año pasado sucedió y ahora volvemos a estar en las mismas. Tiene que haber alguien sensato en todo esto. Pero a mí nadie me ha pedido explicaciones y no he podido dar mi opinión ni decir nada».

Cuestionado acerca del posible regreso de Mateu Alemany, Manzano también lo tiene muy claro: «No hago ninguna valoración porque esta situación la debe resolver la propiedad actual y ojalá sea así. Si no pudiera solucionarse por cualquier motivo y tuviera que darse otra posibilidad, Mateu sería la mejor opción para hacerse cargo del club. Pero antes debe aparecer lo otro y que la familia no pudiera seguir hacia adelante. No quiero ni imaginar que entremos en ese escenario».

Manzano tampoco acepta que la familia Martí Mingarro siga sin aclarar las intenciones reales de su proyecto o que se planteen traspasar algún futbolista en el mercado de invierno. «Alguien deberían definir el proyecto y si hay que vender o se necesita dinero, que alguien lo diga», afirmaba visiblemente cansado. El técnico siguió abundando en el asunto y subrayó que «la cuestión ya se ha trasladado al entorno futbolístico en toda España. Las noticias vuelan y yo ayer (jueves) no sabía nada del tema. Esa impresión es la que hay de nosotros fuera de la Isla, que entre unos y otros no tenemos narices de dominar esta situación. Ni en mis mejores sueños pensaba que pudiésemos tener estos problemas». El culebrón continúa.