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E18 de octubre de 1998, el Mallorca tumbó 2-1 al Alavés y cruzaba la sexta puerta del torneo con 12 puntos. Hoy, once años después, el grupo dirigido por Gregorio Manzano puede borrar aquella marca de los libros de oro de la entidad y rubricar el mejor arranque de su historia en Primera División. Para inscribir su nombre en los registros, el conjunto isleño deberá ganar en Gijón y amarrar su primera victoria de la temporada a domicilio. Con una tarjeta inmaculada en su centro de operaciones (tres partidos, tres triunfos) el bloque insular quiere demostrar que también sabe jugar en terreno hostil y principalmente en El Molinón, un escenario donde ha alzado los brazos en sus dos últimas visitas y en el que no dobla la rodilla desde la temporada 1991-92...

 

El técnico jienense medita apostar por el 'once de casa', ese bloque que ha maltratado a sus rivales en Son Moix con una contundencia pasmosa. Después de visitar las mansiones de Villarreal y Sevilla, el Mallorca acude a batirse el cobre ante un rival de 'su Liga', como diría Manzano, que insiste en echar arena al fuego de la euforia encendido tras un arranque espectacular de temporada que ha impulsado al equipo en zona europea, entre la cuarta y la quinta plaza, desde que se subió el telón.

 

Manzano parece decidido a fijar a Víctor y Aduriz en la vanguardia, aunque todavía aparecen dudas en la sala de máquinas. El entrenador andaluz, que ayer diseñó un último entrenamiento a puerta cerrada en Mareo, ha citado a todos sus mediocentros (incluido Bruno China) y es toda una invitación a la cábala. Si apuesta por la opción A, situará a Mario y Borja Valero en el pasillo central, con Julio Alvarez y Tuni por los costados. Si, en cambio, tira de la B, Martí se incrustará junto a Mario, escorando a Borja a la derecha en detrimento de Julio Àlvarez. El resto del equipo será el de siempre, con Aouate bajo los palos, Josemi, Nunes, Ramis y Ayoze en defensa.

 

Pero más que cambios de posición, lo que su equipo necesita urgentemente es volver a creer en sí mismo a domicilio. El Mallorca del Pizjuán bajó los brazos en cuanto le golpearon, aunque en ese caso el Sevilla se vio favorecido por los experimentos de Manzano, que sentó a su lado a medio equipo titular. Ganar en Gijón traería el maná de los tres puntos y mantendría al equipo en plazas de Champions. Pero también una notable ración de calma a un club cuyos niveles de desquiciamiento institucional, sobre todo por el combate mediático entre el entrenador y el consejero delegado, están a la orden del día. Los efectos del resultado también se alargarán teniendo en cuenta que no habrá Liga hasta dentro de dos semanas por los compromisos internacionales.

 

Si el club está sobredimensionado, según Javier Martí Asensio, la plantilla también rebosa. Cada convocatoria registra víctimas de peso dentro de la caseta. Ahora le ha tocado el turno al Chori Castro, relegado a un papel secundario en este arranque de curso, y a Fernando Varela, que parece haber perdido su condición de indiscutible. También se quedaron en Palma Corrales y Keita, mientras que el brasileño Mattioni compartió viaje por primera vez junto a Pezzolano y Bruno China. Resulta curioso pero de los seis fichajes, Manzano sólo parece apostar por Julio Àlvarez y Borja Valero... los únicos a los que ya había tenido a sus órdenes.

 

El Sporting afronta la cita con la intención de amarrar su segunda victoria del curso en un estadio en obras que de momento ha presenciado el triunfo ante el Almería y el empate frente al Zaragoza. En ambos duelos anotó Diego Castro, que hoy se presenta como la principal amenaza sportinguista. Otra noticia para el optimismo de Preciado apunta a la recuperación de Carmelo, jugador básico la pasada campaña que ha estado lesionado los últimos meses. El técnico cántabro, que como suele ser habitual en casa no hizo convocatoria y tiene citados a todos los futbolistas para comer en Mateo a mediodía, no podrá contar con Maldonado, Diego Camacho, Cuéllar, Botía y José Àngel.