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Nando Pons echa humo. El clima de tensión que se vive estos días en los despachos del ONO Estadi aumenta con el paso de las horas y el enfrentamiento entre el director deportivo y el consejo de administración ha estallado definitivamente después de que la SAD confirmara que va a desmantelar la secretaría técnica. Pons, que se quedará sin sus colaboradores más cercanos, ha agudizado su disputa con el director financiero, Ernesto Chaves, y ha amenazado veladamente con filtrar determinadas informaciones internas que, presuntamente, podrían perjudicar la imagen de la entidad.

 

El Mallorca, tal y como adelantó este diario el pasado 18 de septiembre, ha decidido dar un paso al frente en su reestructuración y prescindirá de todos los integrantes de la secretaría técnica, forzando así el aislamiento de Nando Pons. Ahora mismo, la única excepción es la de Paco Navarrete, que cuenta con una situación contractual especial que probablemente retrase su despido. En cualquier caso, la relación entre ambos expira el 30 de junio de 2010 y todo apunta a que también se resolverá a corto plazo.

 

Nando Pons, que es plenamente consciente de que ha perdido la confianza del consejo y la propiedad, sabe también que éste es el paso previo a su futura salida del Mallorca, no oculta su malestar por todo lo que está ocurriendo en torno al club y está dispuesto a jugar todas sus bazas antes de abandonar el barco. En este sentido, ha acentuado su enfrentamiento con las personas de confianza de Martí Asensio, a las que ha reconocido que, a modo de contraatque, aireará algunos datos internos de la SAD que pondrían en peligro su estabilidad.

 

Por su parte, la estrategia del club también es muy clara. Pretende que Pons descifre el nuevo escenario y facilite la resolución de un contrato que se ha convertido en su principal y único sustento. El millonario contrato que rubricó el anterior propietario del Mallorca con el actual director deportivo se ha convertido en una pesada carga para la entidad. Además de garantizarle unos ingresos mínimos de 2 millones de euros, el entrenador mallorquín percibió una gratificación extraordinaria de un millón más por traspasar a varios futbolistas.