Mateu Alemany, durante la rueda de prensa ofrecida el pasado miércoles en la sala de prensa del estadio de Son Moix. Foto: MONSERRAT

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Volver a empezar. Otra vez. Y van... En unos días se cumplirá un año desde que Davidson paseaba por Son Moix y le explicaban qué era el tapiz de césped que adornaba la superficie del estadio. Por ahí corren los jugadores, le decían. Doce meses después ha cambiado el presidente y propietario, han cambiado los compradores (no hay que explicarles al menos de qué va esto del fútbol), pero la situación sigue enquistada después de divisar otra vez la línea de meta.

 

No hay manera de vender el Mallorca. Nuevos plazos, nuevos contactos, nuevas ofertas...es igual, siempre hay un pero, siempre hay un problema, siempre hay un imposible. La situación a día de hoy ofrece un panorama que no invita al optimismo. Alemany está tocado. Su esfuerzo de rebajar el precio para que la «vía mallorquina» se hiciera con el control del club no se vio recompensado.

Esta alternativa, cuya cara visible es la de Serra Ferrer, con Biel Cerdà como intermediario, ha decidido irse de la puja, pero no es ya el simple hecho de romper negociaciones lo que duele, duele más el ambiente de 'guerra civil' protagonizado por dos iconos del mallorquinismo, el actual presidente y el entrenador de sa Pobla.

 

No son dos figuras secundarias, son dos baluartes, dos personas imprescindibles cuando se relata la historia de la SAD Balear. Por eso reina en el ambiente una sensación agridulce, porque sucedió lo que nadie quería, que la negociación terminara con las partes lanzándose acusaciones y tirándose los papeles a la cabeza. Ahora hay movimientos en el entorno de uno y otro por reconducir la situación, pero nadie puede llevarse a engaño, está muy difícil. Es momento de 'reflexionar'. Todos lo hacen. Alemany, Serra, Cerdà, González y el tiempo sigue pasando y pasando.

 

El lunes la plantilla, o lo que queda de ella, inicia el último fin de semana de vacaciones. Ese día empiezan las pruebas analíticas, Manzano estará en la Isla y volverá a echar un vistazo a la prensa y en la prensa se hablará de ofertas, de la venta abortada, de la compra imposible, de que Alemany sí, pero no, de Serra sí, pero no y su deseo de no pasar otro año como el anterior se verá frustrado. Por que no es sólo vender, si se vende, es lo que viene después de la venta. El nuevo proyecto, los nuevos nombres, los cambios. O no. Porque puede que todo siga igual. A día de hoy no se descarta nada, es decir, que Alemany siga, que González compre y que se pueda llegar a reconducir la difícil situación entre Serra y Alemany. El escenario es movible, pero no es menos cierto que todas las partes están tocadas. Carlos González dio ayer a conocer a través de un comunicado que se toma un periodo de reflexión de unos días, insistió en su interés por comprar el club, pero matizó que ahora se precia «un poco de tranquilidad». Sin embargo, el empresario tinerfeño destacó que esto «no supone una merma» en su «interés» por hacerse «con el control del club, que se encuentra en el mismo grado de ilusión y entusiasmo que a la hora de la realización de la mencionada oferta».

 

De esta forma, su deseo de comprar sigue intacto y sólo se trata de unos días de margen para que el tema no enturbie la actualidad del club. «Esta decisión está únicamente basada en la responsabilidad y persigue lograr el mayor beneficio para el RCD Mallorca y su afición, ya que nos encontramos en una fechas decisivas para el club en lo que a confección de la plantilla se refiere y no quiero que todas estas incertidumbres sobre la venta puedan interferir en el normal funcionamiento y desarrollo de la entidad a la planificación de la próxima temporada», explicó. Una nueva vuelta de tuerca, un nuevo 'time', otra vez volver a empezar. Casi siempre es lo mismo y el final habitualmente es coincidente. ¿Cambiará la película esta vez?