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El grupo de empresarios que ha delegado en Llorenç Serra Ferrer la compra del Real Mallorca ha decidido mover pieza. Gabriel Cerdà, uno de los 'socios' del entrenador nacido en sa Pobla, tiene previsto reunirse mañana con Mateu Alemany y abordar directamente la compra del 93 por ciento de las acciones de la SAD balear. Se trata de un movimiento crucial y estratégico que puede alterar sustancialmente el transcurso de los acontecimientos.

 

Es poco probable que Serra Ferrer esté presente en el cónclave, pero la presencia de Cerdà, que durante las últimas semanas había mantenido diversos contactos telefónicos con Alemany, sumerge la venta del Real Mallorca en nuevo escenario. Serra ha finalizado gran parte de su trabajo. Ha redactado un plan director y ha trazado los planos sobre los que edificar un nuevo Mallorca, incluso ha realizado exitosas gestiones para obtener la financiación necesaria para desarrollar un proyecto ganador, pero quiere seguir alejado de los focos y la discreción sigue marcando todos sus movimientos.

 

De hecho, Mateu Alemany y Gabriel Cerdà abordarán aspectos exclusivamente económicos, incluso se podría formalizar una primera oferta de compra. En la carrera por conseguir el control del Mallorca, el empresario madrileño Carlos González había adquirido unos metros de ventaja. Su reciente desplazamiento a la Isla (el pasado jueves) fue todo un tratado de intenciones. González no se escondió de las cámaras y admitió públicamente que negociaba la compra de la SAD balear.

 

González incluso ha ido más lejos. Oficiosamente ha nombrado un director general -Javier Jiménez Sacristán, un hombre vinculado al Grupo Ecco- y también cuenta con un director deportivo de su confianza. Ha trascendido que su inversión inicial alcanzaría los 18 millones de euros, si bien parte de esta cantidad se destinaría a satisfacer las exigencias de Alemany, que se ha despojado del traje de gestor para ejercer de empresario.

 

«Carlos, quiero que sepas que Serra tiene prioridad», comentó Alemany a González durante su último encuentro. El actual presidente-propietario de la entidad tiene claro que su gran obra alcanzará la perfección si deja el Mallorca en manos de Serra Ferrer, aunque las negociaciones serán complejas. En su entorno más íntimo, Alemany ha dejado claro que no «regalará» el club a nadie, incluso que se han sentado las bases para afrontar la próxima temporada sin ayuda de inversores externos.

 

Los recientes traspasos de Juan Arango y Miquel Àngel Moyà, el acuerdo por el «caso Jonás», el aplazamiento concedido por la Agencia Tributaria y las negociaciones abiertas con la plantilla para fraccionar en diez plazos el pago de las fichas de la temporada pasada han dado oxígeno a la tesorería del Mallorca. Alemany también está a punto de movilizar algunos contratos y abrir otra vía de financiación, pero también tiene claro que este paquete de medidas sólo aporta soluciones a medio plazo.

 

Para el abogado nacido en Andratx, entregar el Mallorca a Serra Ferrer supondría un éxito rotundo, sin duda, el paradigma del «efecto Alemany». El antiguo entrenador de Barça, Betis y AEK genera un sentimiento de plenitud colectiva entre la afición. Siempre se ha especulado entorno al regreso de Serra. Quizás esté más cerca que nunca. Alemany tiene la última palabra.