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Fernando Fernández Rescatadas de las cenizas de la que fue una de las instalaciones de referencia de la natación internacional, las piscinas de Son Hugo cumplen esta semana -se inauguraron el 21 de mayo de 1999- diez años de vida. Erigidas como uno de los emblemas de la Universiada, el paso del tiempo ha consolidado su papel dentro del panorama de los deportes acuáticos. No en vano, eventos de primer nivel nacional e internacional de natación, sincronizada, waterpolo, saltos, natación con aletas, adaptada, máster, e incluso desafíos como el 'Límite 24 Horas de Xavi Torres' o las mejores selecciones y nadadores de la historia, caso de Michael Phelps -preparó allí los Juegos de Atenas-, han pasado por unas piscinas que miran al futuro intentando mejorar sus prestaciones. No en vano, cerca de 500.000 usuarios al año dejan claro el interés de un recinto que alberga cursillos de todo tipo, acoge competiciones y da cobijo a clubes (La Salle, Voltor, Mediterránea, EBE, Ciutat...), además de a la propia Federación Balear de Natación.

Los proyectos de futuro contemplan el cubrimiento de la piscina exterior, para ampliar sus posibilidades de uso en invierno, además de inversiones en las salas de máquinas, a nivel de optimización de recursos (agua) o la ampliación de los gimnasios y vestuarios. Con ello, se espera que sea la primera instalación tutelada por el IME que posea el certificado medioambiental ISO 14001. Todo un lujo.

Las dos piscinas de 50 metros, el vaso y la plataforma exterior de saltos y las condiciones climáticas hacen que varias selecciones nacionales hayan fijado Son Hugo como escenario de sus concentraciones y entrenamientos. La obra de Joaquín Pujol sigue siendo uno de los escenarios más relevantes del mapa deportivo de Ciutat, y espera seguir siendo el vivero de los talentos de la natación mallorquina de las próximas décadas.