Navarro y Scaloni felicitan a Arango, autor del gol del Mallorca en El Molinón. Foto: RICARDO ORDOÑEZ

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El Mallorca sale del agujero. Después de varias jornadas en el laberinto, el grupo de Manzano selló una victoria que le permite abandonar las plazas de descenso y asomarse de nuevo a la superficie. Un golazo de falta directa de Juan Arango al inicio del segundo acto sirvió para amarrar el tercer triunfo consecutivo "la mejor racha del curso" y consolidar la evidente recuperación del equipo en esta segunda vuelta del campeonato. Además del valor de los puntos, la victoria sirve para dar caza al Sporting, que se mete de lleno en problemas clasificatorios, aunque conserva el golaverage particular (0-1).

La victoria llegó desde la calidad en la definición y la tranquilidad. Los buenos resultados le han dado al equipo ese plus de confianza que echó de menos durante toda la primera vuelta y el Mallorca transmite suficiencia donde sus rivales esparcen nervios. El Sporting sólo dispuso de una ocasión clara, cuando a los 8 minutos Michel echó el balón fuera a puerta vacía. El grupo isleño abandonó Gijón sonriendo por la victoria, pero con la sensación de no haber conseguido el pleno que hubiera supuesto equilibrar el golaverage. Porque tuvo ocasiones para salir de El Molinón con una goleada de escándalo.

Manzano retocó su dibujo. Metió en la arena a Juan Arango, que había estado en la enfermería toda la semana, y situó a Cléber al lado de Pep Lluís Martí. Atrás, Ramis y Ayoze taponaron la herida abierta por las bajas de Nunes y Corrales. Esa improvisación defensiva provocó un par de dudas en el amanecer de la cita. El Sporting arrancó la tarde con ganas, provocando un par de agujeros en los laterales. Scaloni y Ayoze tragaron saliva para contener a Diego Castro y Kike Castro. Con el primero monopolizando todas las operaciones. El extremo zurdo le hizo un ovillo a Scaloni, se coló en la cocina y le entregó un regalo a Michel para que le pusiera el lazo. Sin embargo, el sportinguista hizo lo más difícil y desperdició la ocasión más clara de su vida. Solo, a un metro de la portería, puso mal el pie y tiró el balón fuera. La hinchada se echó las manos a la cabeza y Manzano suspiró.

El Mallorca respondió de inmediato con Aduriz como principal referencia. El solito fue suficiente para mantener a raya la línea de fondo del Sporting. Gerard y Jorge temblaban cada vez que Aritz tocaba el balón. Y el grupo isleño explotó esos balones a la espalda que siempre fueron para el ariete, que ofreció todo un recital de cómo fijar a una defensa. A los diez minutos, tras un buen centro de Varela, conectó un cabezazo de manual que despejó Lafuente. Instantes después, Varela pisó mal el balón, cuando estaba solo ante Lafuente, tras un buen envío de Arango y arrojó la ocasión a la basura.

Poco a poco, la indecisión del Sporting a la hora de sacar el balón, metió al Mallorca en el partido. Sin prisa. Casi sin querer, el grupo isleño comenzó a amontonar más ocasiones y Lafuente a sufrir más que Aouate. A los veinte minutos, el colegiado anuló un gol a Aduriz por tocar el balón con la mano en un control. Para completar un primer acto notable, el ariete guipuzcoano gozó de otra ocasión de libro. Jurado frotó su lámpara y se inventó un pase que Aritz no pudo rentabilizar con el gol por la buena mano que sacó Lafuente.

Por inercia, sin ninguna prisa y con la paciencia como primer precepto, el partido había cambiado de color. Contagiado de la parsimonia del Mallorca, el Sporting había entregado las armas. No encontraba ningún resquicio por el que hacer daño a su enemigo. Por el contrario, el bloque isleño cruzó el ecuador con la mejor oportunidad de la cita todavía caliente. Fue tras un zurdazo de Varela que dejó temblando el larguero.

El descanso no modificó el guión del tramo final del primer tiempo y el Mallorca pisó el césped como el dueño del choque. Y a los cuatro minutos, certificó esa superioridad. Arango salió de su burbuja para dar señales de vida. El venezolano sacó la mira telescópica del fondo del armario para clavar el balón con un lanzamiento de falta magistral: fuerte y a la escuadra (min. 49) Ese gol reafirmó el guión que había entregado Manzano y encrespó a El Molinón.

Cómodo, con Cléber templando y frente a un enemigo desquiciado, el Mallorca tenía el partido soñado. Con la victoria en el zurrón y recordando el 0-2 de Son Moix, las huestes de Manzano buscaron el golaverage aprovechando la fragilidad defensiva del Sporting. Y merodeó por la frontera del 0-2 durante muchos minutos. Varela dispuso de la ocasión más clara. El Sporting volvió a dejar la puerta de su defensa abierta y el sevillano encaró a Lafuente, que le adivinó la intención. También Arango, con un cabezazo y un chut, y Aduriz con un testarazo que repelió el portero, también se acercaron al gol.

Al final, el Sporting agachó la cabeza y el Mallorca alzó los brazos. La tierra se divisa en el horizonte.