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La etapa más convulsa del Real Mallorca a nivel institucional -tres presidentes oficiales, más uno autoproclamado, en el último mes- alcanzó ayer el ecuador de la competición con unos números rojos alarmantes: tres victorias, 14 puntos y 37 goles en contra...

El conjunto que dirige Gregorio Manzano cierra la peor primera vuelta de su historia desde que la Liga se disputa con 20 equipos, igualando los 14 puntos de aquel Mallorca 2004-05 de Cúper, pero con peor bagaje goleador. De hecho, jamás había echado el cierre a una primera vuelta con tantos goles en contra (37) ni con una diferencia tan abismal (-19) entre los tantos marcados y encajados.

En término absolutos, comparando todas sus campañas en la máxima categoría, el balance más deficitario data de la temporada 1983-84, cuando cruzó el ecuador con una sola victoria, seis empates y diez derrotas. Cerró la primera parte del campeonato como colista de la categoría con 8 puntos. También resultó más negativo el tramo inicial del curso 69-70 -Liga con 16 equipos- cuando cruzó el ecuador por tres triunfos, dos empates, 10 derrotas y 8 puntos.

Desde el retorno a Primera División, el Mallorca no había firmado un final de primera vuelta tan deficiente. De hecho, su racha actual de 11 jornadas consecutivas sin conocer la victoria, supone la segunda peor marca de su historia, sólo superada por aquellos 15 partidos que permaneció sin lograr el triunfo en la campaña 1983-84, en la que númericamente supone la temporada más pobre del Mallorca en Primera División.

Repasando la primera vuelta que concluyó ayer, se aprecia un punto de inflexión entre las ocho primeras jornadas y las once siguientes. Por ejemplo, en ese primer tramo consiguió 11 de los 24 puntos en juego. En el segundo, apenas ha atrapado 3 de los ¡33 puntos posibles!, una cifra paupérrima.

No en vano, el equipo acumula prácticamente tres meses sin alzar los brazos: desde el pasado 26 de octubre. Incapaz de ganar en noviembre, diciembre y lo que llevamos de enero, su línea de rendimiento ha sufrido un bajón notable en los últimos tiempos.

Manzano, que está firmando su peores guarismos como entrenador en la élite, no ha podido alterar el destino a pesar de las permutas tácticas y los numerosos cambios de posición y de piezas que ha realizado el técnico de Bailén. También la lesión de Moyà se antoja determinante, ya que el equipo aún no ha podido celebrar una victoria, en la Liga, sin el portero de Binissalem. Lux encajó goles con facilidad y la llegada de Aouate, pese a transmitir más seguridad, tampoco ha servido para atajar la hemorragia defensiva.

Las únicas alegrías llegaron en el primer tramo de la competición. Los triunfos seguidos ante Numancia y en Santander encendieron la llama de la ilusión. Noveno con 8 puntos, a sólo dos de la sexta plaza, Manzano parecía haber encontrado la tecla. Sin embargo, dos colistas -Sporting y Betis- le devolvieron a la realidad y el conjunto balear ya no se ha podido levantar.

Para que el Mallorca respire a pleno pulmón el próximo 31 de mayo, cuando concluya el campeonato, necesitará mejorar notablemente sus prestaciones en el segundo tramo de la Liga que arrancará el próximo domingo en casa ante el Valencia. De hecho, necesitará doblar los números conseguidos en la primera vuelta. Para tomar la referencia del milagro de hace cuatro campañas, aquel Mallorca de Cúper -el argentino había sustituido a Floro- completó una buena segunda parte, sumando 25 puntos que le permitieron amarrar la salvación con 39 puntos, gracias al desfallecimiento del Levante. Ahora, toca un nuevo milagro.