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A. Orfila / C. Montes de Oca

Después de varias semanas a la greña, el propietario del Real Mallorca y el entrenador volvieron a mirarse a los ojos. Cara a cara, con el director deportivo como testigo de excepción, Vicenç Grande y Gregorio Manzano mantuvieron una cumbre entre manteles que sirvió para limar asperezas entre el máximo accionista y el máximo responsable de la primera plantilla y para definir la política de la entidad en cuanto a los posibles refuerzos durante el mercado invernal.

La cumbre a tres bandas, que no figuraba en la agenda del propietario y surgió de forma repentina, se celebró en un restaurante cercano al estadio de Son Moix y durante la comida, tanto Grande como Manzano expresaron su punto de vista sobre la delicada situación que atraviesa el club desde todos los ámbitos.

Al margen del trasfondo de la charla, la presencia del propietario, que ya ni siquiera forma parte del consejo de administración, y la ausencia en la misma del actual presidente de la SAD balear, Joaquín García, resulta sintomático sobre quién manda en el club. A pesar de dimitir a mediados del pasado mes de diciembre, de apartarse del día a día de la entidad, la realidad denota que nada se mueve en el club sin la autorización de Vicenç Grande, que no en vano todavía posee el 93% de las acciones.

Entre manteles, también se despejaron algunas de las incógnitas que rodean a la sucesión de Joaquín García, al futuro inquilino del sillón presidencial. En este sentido, Vicenç Grande quiso aclarar cualquier duda y expresó de nuevo su intención de proponer a Joan Antoni Ramonell como nuevo presidente de la entidad durante la celebración, el día 30 del presente mes, de la Junta General de Accionistas. Su apuesta por el ex alcalde de Montuïri es inalterable. Por fin, Manzano conoció de voz del propio dueño de la SAD balear las intenciones de éste y supo que, de momento, las negociaciones con Mateu Alemany están en punto muerto.

Obviamente, el entrenador quiso conocer la política de la propiedad en materia de refuerzos, a falta de apenas dos semanas para que se cierre el mercado invernal. El máximo accionista no cerró la posibilidad de que se incorporen más jugadores, después de lograr la contratación del portero israelí Dudu Aouate, aunque dependerá de las condiciones del mercado. En este sentido, la dirección deportiva lleva varias semanas trabajando para satisfacer las demandas solicitadas por el cuerpo técnico. Manzano había mostrado su interés en reforzar la plantilla con un futbolistas de banda, preferentemente diestra, con un pivote de corte defensivo y un central. Prioritariamente, las dos primeras posiciones.

Unas horas más tarde, en la rueda de prensa previa al encuentro copero de esta noche en Almería, el entrenador de Bailén no quiso profundizar en las cuestiones tratadas durante el almuerzo de trabajo con Vicenç Grande y Nando Pons: «No ha sido una reunión exclusiva, sí una comida que hacía tiempo que no sucedía. Se han tratado cuestiones del día a día. Nada más. No ha sido una reunión propiamente dicha, sino una charla habitual entre un propietario y un entrenador», señaló Gregorio Manzano.

El técnico mallorquinista incidió en que «los asuntos internos no son para debatir públicamente» y destacó que la reunión no fue para hablar de posibles refuerzos: «Estamos preparando los próximos partidos, el de Copa ante el Almería y frente al Villarreal el próximo domingo, sin ningún posible fichaje en el horizonte».