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Guillermo Ortego El Atlètic Balears seguirá colista una jornada más tras arrancar el año con una inapelable derrota ante el Lleida. El equipo ilerdense, sin grandes alardes pero bien posicionado sobre el terreno de juego y con las ideas muy claras, tuvo al conjunto isleño contra las cuerdas en el primer periodo, en el que dispuso de hasta tres claras acciones para adelantarse, antes de inaugurar el marcador. En la reanudación, los locales reaccionaron y se fueron a por el partido pero dos decisiones arbitrales, muy protestadas en la grada, un penalti de Emilio sobre Parra y la expulsión de Ernesto por doble amonestación, dejaron el encuentro visto para sentencia.

El parón navideño no le sentó nada bien al equipo blanquiazul, que salió dormido al terreno de juego y estuvo a merced de su rival en los primeros 45 minutos. Prueba de ello son las tres ocasiones que tuvo el conjunto catalán, un disparo duro desde la frontal de Dani Giménez que atrapó con alguna dificultad Emilio, una acción personal de Moya que cedió el balón Ermengol para que buscara la escuadra desde la frontal y la más clara, un centro de Galán desde la derecha, Mikel dejó pasar el balón y éste le llegó en posición inmejorable a Campabadal pero su remate se estrelló en el larguero y se marchó fuera. Se veía venir y tras tres avisos, un centro desde la derecha lo aprovechó Mikel para batir por bajo a Emilio. La mejor acción local, un disparo de Ramón que ni siquiera fue entre los tres palos.

Con este panorama, Francisco decidió introducir a Manolo Bueno -uno de los siete descartados- y Óscar en el descanso. Los cambios hicieron efecto y el equipo salió con otro aire aunque sigue arrastrando una alarmante falta de gol. Su rival esperó su oportunidad a la contra para sentenciar y ésta le llegó en una pena máxima de Emilio sobre Parra, que se encargó de lanzar Mikel. Acto seguido, Ernesto vio dos amarillas en un minuto y dejó a su equipo con diez, lo que permitió a los visitantes anotar el tercero, por mediación de Parra.