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El Mallorca sigue sin cerrar las puertas de su base de operaciones. La escuadra que dirige Gregorio Manzano permitió ayer la fuga de tres puntos que podrían tener un valor elevadísimo a final de temporada y dilapidó una gran ocasión para acomodarse en la franja más confortable de la clasificación. Lo más doloroso de todo es que el botín se lo llevó a Gijón el Sporting, un equipo que llegaba a Palma descompuesto y que dejó anoche la Isla entre celebraciones.

Los números del Mallorca se están deshinchando en su propio domicilio. Los ocho puntos que apila en su cuenta se reparten de forma equitativa (4 en casa, 4 fuera), pero hasta la fecha sus compromisos más duros los ha escenificado como visitante. Cayó lógicamente en Mestalla (3-0) y rebañó después un agradable empate en Riazor (0-0) y una victoria terapéutica en El Sardinero (1-2). Si esas cifras hubieran tenido continuidad sobre la alfombra de Son Moix, el equipo bermellón estaría ahora mismo alojado en alguna habitación con vistas a Europa. Sin embargo, no ha sabido exprimir correctamente los tres partidos de su liga que ha disputado junto al Camí dels Reis y tiene que seguir pendiente del retrovisor.

La sangría en Ciutat comenzó el mismo día del estreno. Entonces aparecía por Son Moix Osasuna y el Mallorca, pese a tener atado el marcador durante muchos minutos, cedió el empate cuando el partido estaba a punto de consumirse. Un gol de Portillo arrancaba los dos primeros puntos del casillero rojillo (1-1).

El siguiente en pasar por la caja del ONO Estadi fue el Numancia, que encaraba al Mallorca tras conservar el tipo frente a los grandes del campeonato. Los baleares, sin cuajar una gran actuación, sacaron el encuentro adelante y le hicieron un nudo a los tres puntos gracias a los goles de José Manuel Jurado y Pierre Webó (2-0).

El Mallorca despegaba. Ganando al conjunto soriano el ejército de Manzano se quitaba de encima el peso de la responsabilidad y viajaba tres días más tarde a Santander para buscar impulso. Y lo encontró. Superó a duras penas las zancadillas del cuadro cántabro en una primera parte horrible y acabó disfrutando de una orgía futbolística. Todo parecía encauzado. Llegaba el momento de recibir al colista (0 puntos) y al más goleado (20 tantos en contra) del pelotón en un cita asequible. Teóricamente...