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Ignacio Ortega|MOSCÚ
El Manchester United conquistó anoche su tercera Copa de Europa, tras derrotar a los penaltis al Chelsea en la final de la Liga de Campeones disputada en el estadio Luzhnikí de Moscú.

El «gran capitán» del Chelsea, John Terry, tuvo la victoria en sus botas en el quinto y último penalti de la primera serie, pero falló al resbalar debido a la incesante lluvia, lo que fue aprovechado por los diablos rojos. Seguidamente, el meta holandés Edwin van der Sar se convirtió en el gran héroe de la final, al detener el penalti lanzado por el francés Anelka consumando la victoria de su equipo.

El Manchester dominó a placer casi toda la primera parte, en la que dispuso de varias ocasiones claras de gol; mientras el Chelsea fue el dueño y señor durante el resto del partido, aunque no supo materializar su dominio. Tras unos minutos sin apenas aproximaciones de peligro, el portugués Cristiano Ronaldo cambió el rumbo del partido con sus triangulaciones que volvieron locos a sus marcadores. La estrella de los «diablos rojos», inauguró el marcador en el minuto 26 al cabecear magníficamente un centro desde el vértice del área grande del defensa Brown, ante el que nada pudo hacer Cech, que ni siquiera reaccionó.

Sólo a falta de cinco minutos, el Chelsea se desperezó y aprovechó un despiste de la defensa rival para empatar el partido en un gol psicológico (m.45). Un disparo sin aparente peligro del defensa Essien, rebotó en la espalda de un defensa y fue a parar a un desmarcado Lampard que sólo tuvo que superar la salida del portero del Manchester United, tras lo que dedicó el gol a su madre, recientemente fallecida.