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Miquel Alzamora Gregorio Manzano se mostró ayer resignado ante la marcha de Guillermo Pereyra al Lokomotiv de Moscú. El adiós precipitado del centrocampista argentino fue el tema dominante de la conferencia de prensa que ofreció ayer el entrenador de Bailén. La conclusión principal es que nada se pudo hacer para retener al «Guille» y que a partir de ahora sólo resta cruzar los dedos y esperar que no se produjan más bajas en la línea medular que puedan motivar que se eche de menos al ex jugador de River.

«El adiós de Pereyra lo llevo con naturalidad. Yo no podía hacer nada para retenerle, es una situación que me pilló de sorpresa y nadie del club pensaba que se podía lleva a cabo, pero el interés del equipo ruso fue muy fuerte», desveló el entrenador andaluz.

Manzano reconoció que Pereyra se pensó mucho dar la respuesta afirmativa, pero finalmente ésta se confirmó. «Fue una situación sorprendente y que confirma que en el fútbol pueden pasar cosas de un día para otro. Es una baja inesperada, no contábamos con ella para nada, pero el fútbol y el mercado marcan el destino de los jugadores», explicó el entrenador del Mallorca.

Vigilado
El equipo balear, como muchos otros clubes, está siempre vigilado por parte de entidades de alto poder adquisitivo que, en cualquier momento, pueden echar sus redes sobre los mejores valores del vestuario. Manzano es realista ante esta situación. «No es cuestión de enfadarse o no, simplemente nadie en el club había previsto este traspaso, pero clubes poderosos económicamente llaman a la puerta del jugador con una cantidad de dinero muy importante para el futuro del futbolista y el club no puede hacer nada más que pedir su indemnización correspondiente», analizó Manzano.

La temporada ha venido marcada por continuos contratiempos a los que se ha debido hacer frente, en ocasiones con imaginación. Las ausencias prolongadas de Webó, Castro y Dorado, la marcha de Víctor a la Real Sociedad y ahora la de Pereyra, unida a las posibles bajas por lesión y sanción que puedan seguir produciéndose, hacen que Manzano mire con cierto resquemor las once jornadas que restan para finalizar el campeonato. «La ausencia de Guillermo podría acusarse si surgen problemas en la línea medular», reconoció el entrenador, aunque, pese a las bajas, hay alternativas y soluciones. «Esto no preocupa ahora ya que de cara al partido contra el Espanyol lo tengo claro», subrayó el andaluz. «A lo largo de una Liga puede ocurrir que haya que jugar con futbolistas no adaptados a posiciones concretas», comentó el entrenador. Esta situación puede darse si Basinas e Ibagaza caen en los próximos partidos por acumulación de amonestaciones ya que ambos llevan acumuladas cuatro tarjetas amarillas.

Respecto a la trayectoria que está llevando a cabo el Espanyol, rival del mañana domingo, Manzano la calificó de «muy buena globalmente». «Ha estado muchas jornadas en puestos europeos, encadenando varias semanas de imbatibilidad, aunque en el arranque de la segunda vuelta no pudieron mantener ese nivel. Pienso que su motivación es volver a entrar ahí y para nosotros el interés pasa por sumar tres puntos y romper el maleficio que tenemos en Montjuïc», comentó el entrenador andaluz. Manzano espera que su equipo siga en la dinámica «positiva» y de cara a mañana el Mallorca, según su entrenador, «deberá anular las virtudes del Espanyol que son muy buenas, sobre todo de medio campo hacia adelante», destacó.

Las bajas de Tamudo y Kameni son importantes para el equipo de Ernesto Valverde y su no alineación por lesión es una buena noticia para el Mallorca. «Cualquier equipo en el que no esté Raúl le quita efectividad», reconoció Manzano. «No sé en qué medida les podrá afectar, pero en cualquier equipo titular estos dos futbolistas están en el once», dijo el preparador de Bailén. Albert Riera y Luis García son ahora las principales amenazas del equipo españolista.