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Una victoria, cinco derrotas, once goles a favor y diecinueve en contra. Son los números que ha amasado el Mallorca en su camino por las diez últimas jornadas del campeonato, las cifras del que, a día de hoy, es el conjunto más vulnerable de toda la Primera división española. Sólo el Levante, el peor equipo que ha desfilado por la categoría desde el año 1997, se mueve en unos parámetros similares. Aun así, los valencianos superarían a los baleares en una clasificación parcial elaborada a partir del 28 de octubre, ya que en este tiempo han conseguido una diferencia de goles superior a la que presentan los rojillos, lo que les concede una mínima ventaja en ese apartado. Casi nada...

El Mallorca se ha ido apagando a medida que retiraba hojas del calendario. Los insulares habían trazado unas ambiciosas coordinadas en las primeras jornadas de la competición y empezaban a acariciar incluso las posiciones europeas. Su momento de máximo esplendor llegó en el octavo episodio de la campaña, con motivo del desplazamiento al Nuevo Colombino de Huelva. Allí se impuso cómodamente gracias a los goles de Güiza y Tuni y se elevaba hacia los pisos más altos de la clasificación. Sin embargo, siete días más tarde recibía en su hogar del Camí dels Reis al Espanyol y todo empezaba a torcerse. Atrapó un valioso empate (2-2) en inferioridad, pero quebró la espiral de la que se había nutrido hasta ese instante, como confirmó el posterior viaje a Riazor (1-1). Después posó ante los grandes y a excepción del oasis que supuso el partido del Sánchez Pizjuán, ha vivido al límite, con lo justo.

Lo más escalofriante es que en las diez últimas jornadas nadie haya cuadrado un balance tan raquítico como el del Mallorca, sobre todo teniendo en cuenta los dígitos redactados por los rivales de su misma talla. Y es que los isleños no han sabido beneficiarse de los enfrentamientos directos. Ni Murcia, ni Racing, ni Athletic, ni Osasuna claudicaron en su cita frente a los baleares y eso ha pasado factura. El equipo se ha instalado en el fondo de unos de esos picos de sierra que recorre habitualmente y su parada se está prolongando más de lo deseado.

A la hora de buscar los motivos del desaguisado hay que repartir la mirada entre varios frentes. Coincidencias aparte (una de ellas sería que tras la lesión de Miquel Àngel Moyà el equipo no ha levantado cabeza), la plantilla se ha descompuesto en algunas zonas estratégicas, como la línea defensiva. La versión 2007-08 del proyecto nunca ha presumido de la solidez de su retaguardia. De hecho, cuando el equipo estaba en su mejor momento ya se le achacaba una notable fragilidad. Sin embargo, la situación se ha agravado últimamente y además, ya no se marcan tantos goles como neutralizar diferencias. En estos momentos, la escuadra rojinegra carga con 29 tantos en contra a sus espaldas, unos guarismos que sólo se atreve a pulverizar el propio Levante (33). Por si fuera poco, la zaga ha perdido su aspecto habitual sin que hayan aparecido sanciones ni lesiones de por medio. Héctor y Ballesteros se cayeron sorprendentemente de la alineación del pasado sábado y las dudas vuelven a aflorar entre uno de los grandes argumentos del vestuario.