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Santiago Aparicio
El Getafe, por primera vez en Liga, derrotó al Barcelona, que no pudo ocultar las dificultades que encuentra cada vez que este año juega como visitante y que desechó la ocasión de acostarse como líder.

La tercera victoria consecutiva del conjunto de Laudrup aventuró tiempos duros al equipo azulgrana. Frank Rijkaard la emprendió con los «fantásticos» -Ronaldinho y Leo Messi- pero puso en el disparadero al futuro. Terminó sonrojado y con diez por la expulsión del italiano Gianluca Zambrotta.

En el desparpajo que ofreció el conjunto azulón contribuyó sin duda el Barcelona. Poco que ver con el bloque dominador en cada jornada se toma un respiro cada vez que acude como visitante.

Rijkaard insistió con Puyol como lateral. Un lugar incómodo para el capitán. Ronaldinho tampoco estuvo certero. Messi quedaba como única opción.
Así las cosas, traspasado el cuarto de hora inicial y desvelada la precariedad visitante, el Getafe aprovechó los descosidos de su rival en la zaga para asemejarse al once que sonrojó al Real Madrid.

Uche entró en acción. Ya no importan las estadísticas como el trabajo que desarrolla el nigeriano. Apoyó, presionó, se ofreció. La primera ocasión clara fue suya.

La respuesta visitante fue inmediata. Iniesta entró en acción. Sin oposición dio un balón vertical a Henry, pero Abbondanzieri frenó con el pie el intento. Un par de advertencias de Messi y un cabezazo de Milito anudaron a la garganta de la grada.

En plena locura, un centro de Licht y peinado por Sousa sirvió a la pillería de Manu Del Moral, que dejó en evidencia el centro de la zaga para batir a Valdés.

El intermedio sacó a relucir el descontento de Rijkaard, que sentó a Thuram y situó a Puyol de central. Minutos después volvió a acusar a Ronaldinho. No se salvó ni Messi, pero su técnico decidió apostar de lleno por la juventud y sacó a Bojan. La frescura y el hambre de la juventud, soluciones de emergencia del técnico que no contribuyeron a mejor. En ningún momento Abbondanzieri estuvo en apuros. Para mayor sonrojo, un postrero tanto de Albín hizo más saña entre los hombres catalanes.