Gregorio Manzano, preparándose antes de salir en TV.

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Siete puntos de los últimos nueve. Más goles (17) que nunca. La pareja (Güiza y Arango) más realizadora del torneo, el mejor anotador nacional (Güiza)... y en la sala de espera de las competiciones europeas. El Mallorca sigue transitando por la zona noble de la clasificación.

La agónica victoria del Atlético en el Ciudad de Valencia (0-1) le apartó de la sexta plaza, pero su empate frente al Espanyol (2-2) del pasado sábado en el ONO Estadi, le permite afrontar la cuesta de noviembre con la mochila cargada de puntos -su mejor marca desde la campaña 2002-03- y la UEFA a tiro de piedra.

El grupo balear divisa en el horizonte el primer tercio del campeonato con los deberes hechos. Desde la primera etapa de Gregorio Manzano (02-03) la afición bermellona no disfrutaba de un equipo situado en los altares del curso.

De hecho, desde diciembre de 2003, cuando se impuso al Valladolid y ocupó la sexta posición, el bloque balear no había vuelto a merodear por los pisos más codiciados del campeonato a estas alturas.

El varapalo sufrido en el Manuel Ruiz de Lopera supuso un cambio en la línea de rendimiento. Aquel 3-0 sonrojante propició un cambio de mentalidad de un bloque que ha mostrado una garra notable en los tres últimos partidos disputados en casa, duelos en los que ha tenido que remar contracorriente para alterar su destino. Desde aquella derrota ha capturado siete de los nueve puntos y se ha acostumbrado a transitar por la zona noble de la clasificación.