Tres días sin piloto automático

Así se lo ha revelado nada más pisar tierra a Gabriel Ramón, su padre, en una llamada que se ha visto entrecortada varias veces porque el navegante mallorquín se quedaba «literalmente dormido al teléfono».

Las últimas horas han sido especialmente dramáticas y han afectado al rendimiento de Hugo en los compases iniciales y en la mitad de la regata, cuando llegó a navegar en la novena posición, a muy poca distancia de la cabeza de la flota. Según ha explicado Gabriel, el Emotion-Volkswagen Sailing Experience, de 6'5 metros de eslora, se quedó sin electrónica a tres días de Funchal.

El piloto automático dejó de funcionar y Hugo tuvo que pasar más de 72 horas pendiente del timón, sin apenas poder dormir, en el límite de su resistencia física.

«El final ha sido de sufrimiento total, pero Hugo lo ha dado todo hasta el último momento, cuando ha impedido que Francisco Lobato (uno de los favoritos que quedó descolgado por un error táctico) le superara en la línea de llegada», ha asegurado Gabriel.

Hugo ha invertido 6 días, 22 horas y 24 segundos en cubrir las 1.300 millas que separan La Rochelle, en Francia, del puerto de Funchal.
En sólo dos días, fruto de los problemas provocados por la avería electrónica, ha perdido seis posiciones, aunque la distancia en tiempo que le separa de sus inmediatos predecesores en la general provisional no es «insalvable», teniendo en cuenta que restan las 2.900 millas de la segunda etapa (Madeira-Salvador de Bahía). El líder provisional en la categoría de barcos de serie es el francés Stéphane Le Diraison, con algo menos de 12 horas de ventaja sobre Hugo Ramón.

Gabriel Ramón ha reconocido estar «un poco preocupado» por la avería del Emotion-Volkswagen Sailing Experience, cuyo alcance todavía desconoce. La etapa «reina» de la Mini Transat se iniciará el día 6 de octubre. Los 89 participantes cruzarán el Atlántico hasta Salvador de Bahía, lo que les llevará a enfrentarse al duro escollo de la Zona de Convergencia Intertropical, el llamado Ecuador Meteorológico, una zona de gran inestabilidad.