TW
0

Fernando Castán|ESTORIL
Àlvaro Bautista remontó trece puestos para ganar su segundo gran premio de 250 c.c., el de Portugal, en el circuito de Estoril. Bautista, que es el campeón de 125 c.c. y venció su primera carrera del cuarto de litro en junio pasado en Italia, se impuso al italiano Andrea Dovizioso (Honda) y al español Jorge Lorenzo (Aprilia).

Este continúa teniendo su segundo título al alcance de la mano pues tiene 51 puntos de ventaja sobre Dovizioso, quien hoy sólo le recortó cuatro a falta de solo cuatro carreras para el final de la temporada.

Bautista, natural de Talavera de la Reina (Toledo) a 400 kilómetros de Estoril, no salió bien, y, aunque lo hacía desde la quinta plaza de la parrilla, pasó en decimocuarta posición por la primera curva y era duodécimo en el primer paso por la meta del circuito de Estoril.

La habitual selección natural de esta categoría pronto dejó a Dovizioso y a Lorenzo en primera posición, pero con el transalpino escapándose del mallorquín, y con el piloto de Dos Aguas Héctor Barberá (Aprilia) tras él, pero perdiendo posiciones.

Mientras, el a la postre ganador iba dando cuenta, uno a uno, con su nueva Aprilia RSA del suizo Thomas Luthi (Aprilia), del sanmarinense Alex de Angelis (Aprilia), del japonés Shuhei Aoyama (Honda), del hermano de éste, Hiroshi (KTM), del italiano Marco Simoncelli (Gilera), del español Julián Simón (Honda) y de Barberá.

Ante su afición, Bautista marcaba, sin piedad, una vuelta rápida tras otra hasta situarse detrás de Lorenzo hasta cogerle en la decimocuarta. En este momento, el líder de la clasificación daba caza a su vez a Dovizioso. En el decimosexto giro Alvaro rebasó a los dos. A Lorenzo al final de recta y a Dovizioso en la «chicane».

Dio la sensación de que Lorenzo podría entrar en la batalla con Dovizioso, pero el italiano mantuvo las distancias para descontar esos cuatro puntos a su rival en la lucha por el título.

Los problemas en el motor que había tenido en los entrenamientos, de la máquina de Lorenzo le impidieron acercarse a la Honda del transalpino.
Bautista no levantaba el acelerador, a pesar de que tenía la victoria muy cerca y siguió a un ritmo tan fuerte que en la penúltima vuelta casi se va al suelo. Sólo su pericia logró controlar la Aprilia y evitar la caída.